RUTA:

  1. Visita fallida a Orongo
  2. Rano Kau
  3. Vinapu y Vaihu
  4. Ahu Atahanga
  5. Ahu Tongariki
  6. Ahu Akivi
  7. Visita a cueva Ana Te Pahu
  8. Atardecer en Tahai
  9. Paseo por Hanga Roa

Amanece un nuevo día en Isla de Pascua. Durante la noche había hecho un viento increíble, que nos despertó en varias ocasiones y que, además, hizo que durante la noche se fuera la luz, quedándonos  sin suministro eléctrico.

A pesar del viento, que seguía soplando con bastante intensidad, nos dirigimos a Orongo, con la intención de poder visitarlo. Una vez allí, nos dicen que no es posible visitarlo por las fuertes rachas de viento que continúan. Además, nos dijeron que estaban en alerta, porque el viento de la noche había sido un tornado de grado 1 por la isla (vientos de 110 KM/H). Los lugareños nos dicen que no recuerdan nada similar.

En la subida, aprovechamos a recoger a un auto-stopista, Ralf, un hombre alemán que lleva viajando un año por el mundo. Con él estuvimos hasta el mediodía, compartiendo experiencias de viajes y de vida.

Tanto a la subida como a la bajada de Orongo, aprovechamos para contemplar las vistas del volcán Rano Kau que son espectaculares. No hay nadie en la zona, así que estamos prácticamente en silencio, salvo por el fuerte viento.

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Rano Kau

Aunque nos quedamos un poco tristes por no haber podido visitar Orongo, continuamos con el resto de visitas que teníamos prevista. Nos dirigimos hacía Vinapu, un complejo arqueológico en el que se pueden ver dos grandes ahus, cuyos moáis fueron derribados.

En Vinapu se encuentra una peculiar columna roja que se alza frente al ahu que está fabricada con escoria roja, el mismo material de los pukao, esculpidos en la cantera del volcán Puna Pau. Según dicen, representa a un moái femenino.

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Vinapu

Desde Vinapu, nos dirigimos a Vaihu, también llamado Ahu Hana Te´e. En este centro ceremonial se puede ver como fueron derribados los 8 moáis del ahu. Enfrente del ahu, hay un círculo de piedras, llamado paina, donde se realizaban ciertos rituales.

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Vaihu

Desde allí, fuimos a ver Ahu Akahanga, donde, además de ver varios Ahus con los moáis derribados, se puede ver una reconstrucción de las casas-bote que formaban los poblados rapa nui.

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Ahu Akahanga, frente a la costa

Las vistas de la costa, a lo largo del camino, son increíbles. Además, el oleaje, con el fuerte viento, es muy fuerte y da una visión aún más espectacular.

Como estamos cerca, volvemos a pasar por el Ahu Tongariki, donde nos despedimos de Ralf, que decide quedarse en esta zona de la isla el resto del día.  La verdad es que no te cansas de admirar las vistas de Ahu Tongariki.

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Ahu Tongariki

Desde ahí nos dirigimos a Ahu Akivi, donde están los llamados 7 exploradores de la isla. Este Ahu, situado en el interior de la isla, es diferente al resto, ya que sus moáis miran hacía la costa, cuando el resto de moáis están de espaldas al mar. Se cuenta que las 7 estatuas de la plataforma representan a los 7 jóvenes que fueron enviados a explorar la isla, antes de su primera colonización por el rey Hotu Matu’a.

En la zona del Ahu hay un pequeño bar, donde venden souvenirs. También hay baños de pago (1.000 CLP).

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Ahu Akivi
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Ahu Akivi

A unos pocos metros de Ahu Akivi, hay un camino que lleva a una de las cuevas que se pueden visitar en la isla, la cueva platanera o Ana Te Pahu. El recorrido ida y vuelta a la cueva no lleva más de 30 minutos andando. La persona, que está a la entrada del recinto, nos indicó que se puede seguir el camino para ver las otras dos cuevas más conocidas. Este recorrido es de unas 5 horas andando. Aunque habíamos leído que merece al pena hacer la ruta entera y visitar esas dos cuevas, no tenemos tiempo y decidimos intentarlo por otro camino, en coche.

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Cueva Ana Te Pahu

Por eso, desde allí conducimos hasta Hanga Roa. Nos indican que, cerca del museo, está carretera que lleva a las otras cuevas, entre ellas la famosa Ana Kakenga. Pero el camino estaba en muy mal estado, así que, a 2,2 kilómetros de las cuevas, decidimos volver.  Pensamos en ir andando, pero no teníamos tiempo, iba a anochecer enseguida.

Como decimos, siempre hay que dejar algo sin ver, para poder volver. Así que decidimos dejar esta visita para la próxima vez,  junto con otras cuevas, ya que en la isla hay más de 200, sobre todo en la zona de Poike

Desde allí, aprovechamos a pasear por Hanga Roa y ver otros lugares de la isla: el cementerio de Hanga Roa, diferente a lo que estamos acostumbrados; la iglesia de Santa Cruz, cuya decoración es también diferente y peculiar; y las Caletas, un lugar tranquilo donde pasear.

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Iglesia de Santa Cruz

Tras ver esos lugares y callejear por Hanga Roa, fuimos a comprar algunos souvenirs. Aunque hay varias tiendas en las calles principales de la ciudad, un lugar donde encontrar todo tipo de souvenirs son los dos mercados que hay en la ciudad. Uno está en la calle principal y el otro, justo al lado de la Iglesia de la Santa Cruz.

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Mercado Hanga Roa

Nosotros compramos unas figuras de moái hechas de roca volcánica y un cuadro hecho en mahute, un textil que se saca de una planta autóctona y que parece una especie de papiro.

Tras las compras, fuimos a la cabaña para dejar los souvenirs, dando un paseo, fuimos hasta el centro ceremonial Tahai, para poder ver el atardecer.

Cuando llegamos, había muchísimas personas sentadas sobre la hierba esperando ese atardecer. Un rato después, la multitud se duplicó.

Nos sentamos en la hierba, junto al resto de turistas, y disfrutamos del atardecer. Pese a estar nublado pudimos ver una variedad de colores espectacular. Tuvimos mucha suerte y pasamos un rato muy agradable.

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Atardecer en Tahai

Así como Ahu Tongariki es un lugar idílico para ver el amanecer, Tahai lo es para disfrutar del atardecer.

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Atardecer en Tahai
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Atardecer en Tahai

Empezaba a refrescar, así que fuimos a cenar al Te Moana, donde habíamos reservado al mediodía. Un buen final para un día muy completo! Al día siguiente, intentaríamos ir a Orongo. Al haber cogido el vuelo de vuelta unas horas más tarde, teníamos una oportunidad más para intentarlo.

Nos fuimos a la cabaña a preparar nuestra mochila, recoger y descansar, para poder disfrutar tranquilos la mañana que nos quedaba en Isla de Pascua.


Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 19 días en Uruguay, Argentina y Chile.