RUTA:
- Orongo
- Museo Rapa Nui
Teníamos que intentarlo una vez más. No podíamos irnos de la isla sin ver Orongo. Era nuestra última oportunidad. Por eso, le pedimos a Marcela que nos dejara el coche esa mañana, para acercarnos y probar de nuevo.
A la tercera va la vencida, pensamos, y con ese positivismo volvimos a recorrer la empinada y zigzagueante carretera a Orongo.
Llegamos los primeros, sobre las 8:30, preguntándonos si hoy el viento nos permitiría entrar. Tras informales de todos nuestros intentos e insistir en que nuestro avión salía en unas horas, finalmente nos dijeron que SI!!! Eso sí, por seguridad, un guía de la zona nos tenía que acompañar para la visita. Tuvimos mucha suerte, ya que, esta opción, sólo estaba disponible porque éramos los únicos visitantes en ese momento. Fue todo un lujo, ya que, además de acompañarnos, nos explicó la historia de Orongo.
El horario de entrada a Orongo es de 9:00 a 17:30 todos los días.
Como os habíamos comentado, Orongo, junto con la cantera Rano Raraku, son los dos únicos lugares de la isla que se permiten visitar sólo una vez.
La visita a Orongo es breve, pero intensa. El recorrido es corto y escarpado en algunas zonas, por lo que con 30 minutos es más que suficiente. Visitarlo fue una maravilla. Los paisajes desde el acantilado de Orongo son espectaculares. Una vez allí, entendimos porqué con fuerte viento no nos permitieron la entrada.
Orongo era una aldea ceremonial donde se desarrollaba, una vez al año, la competición del hombre pájaro. Aquí se pueden ver las construcciones donde se preparaban los candidatos y donde esperaban los líderes de los diferentes clanes a su llegada.
Desde el lado derecho de la aldea, se pueden ver los principales Motus: el islote Motu Kao Kao (el más cercano a la costa), Motu Iti (el más pequeño) y Motu Nui (el más grande).
Y desde el lado izquierdo de la aldea, se puede ver Rano Kau desde otra perspectiva.
Durante todo el recorrido, aprovechamos para preguntar al guía, un chico pascuense de unos 19 años, su visión de las tradiciones de Isla de Pascua: la competición del hombre pájaro, la construcción de los Moais y cómo veía el pasado, presente y futuro de la Isla.
Unas opiniones muy interesantes, curiosas y con un punto de vista personal… que compartió discretamente y que recordamos con mucho cariño.
Tras volver de Orongo, dimos un pequeño y último paseo por la calle principal de Hanga Roa. Aprovechamos a comprar los últimos recuerdos… y un libro de «Leyendas de Isla de Pascua».
Como teníamos tiempo, quisimos acercarnos al Museo Rapa Nui de Hanga Roa. Aunque es pequeño, la visita no lleva mucho tiempo, es muy interesante y puedes aprender mucho más sobre la historia de la Isla y de sus tradiciones. Además, también se pueden ver algunos objetos de diferentes épocas, como el único ojo auténtico que se conserva de un Moai, hecho de coral.
La entrada al museo es gratuita. Está abierto de 9:30 a 17:30, de martes a viernes, y de 9:30 a 17:30, sábados y domingos. Los lunes está cerrado.
Tras la visita al museo y recoger las mochilas, Marcela nos llevó al aeropuerto. Nos despedimos cariñosamente. Fue muy emotivo, sobre todo cuando nos regaló y colocó un colgante de un moai a cada uno, para no olvidar nuestra experiencia en la Isla ni a su gente. Además, nos sorprendió con un diccionario de rapa nui-castellano, ya que durante nuestra estancia intentamos usar palabras en rapa nui y aprender algunas nuevas. ¡Iorana Marcela!
Y así, con una sensación indescriptible, nos despedimos de este pequeño lugar del mundo, con mucha pena de abandonarlo, pero sintiéndonos muy afortunados de haber tenido el privilegio de estar allí.
La isla tiene algo que no deja indiferente al viajero… algo que te cautiva y te enamora… para siempre.
Con esta sensación, fuimos en nuestro vuelo de vuelta. Salimos a las 12:00 y llegamos al aeropuerto de Santiago de Chile sobre las 19:00 de la tarde. Cogimos un taxi, que habíamos concertado previamente con Transvip, por 18.500 CLP, con destino al hotel Ibis Estación Central.
El motivo de quedarnos en este hotel fue que estaba al lado del Terminal Alameda de Santiago, desde la que salen buses a Valparaíso. No era demasiado barato, pero tampoco muy caro y, teniendo en cuenta la hora a la que llegamos, ya de noche, y que teníamos intención de salir temprano a Valparaíso, pagamos en seguridad y tranquilidad.
El hotel es sencillo y está ubicado en una de las avenidas principales, bastante bulliciosa y con mucho movimiento. Nosotros no salimos mucho a la calle, ya que cenamos uno de nuestros batidos y galletas que llevábamos, para irnos a la cama temprano, nostálgicos y alegres de nuestra experiencia en Isla de Pascua.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 19 días en Uruguay, Argentina y Chile.
