Amaneció un nuevo día en Khiva y allí estábamos nosotros. Fuimos a desayunar al comedor del hotel, un salón grande con cojines en el suelo. Nos sirvieron un desayuno a base de café, tostadas, queso y, por supuesto, como en la mayoría de los alojamientos a lo largo de todo el viaje, un pequeño plato con tomate y pepino.
Tras el desayuno, nos pusimos en marcha para ver la ciudad. Nos dirigimos a comprar la entrada que nos permitiría visitar la mayoría de monumentos. Se puede comprar en una especie de puesto de venta que hay en la entrada oeste de la ciudad antigua, cerca del minarete Kalta-Minor.
Para visitar la ciudad antigua, la zona intramuros, y la mayoría de los monumentos de la misma, se requiere el pago de una entrada. Junto con ella, se paga, como en la mayoría de sitios de Uzbekistán, un «permiso fotográfico», que permite sacar fotos con tranquilidad en la mayoría de monumentos.
El precio de la entrada fue de 31.000 SOM por persona (unos 8€), es válida para dos días e incluye un listado de todos los lugares que se pueden visitar. Hay que mostrar esa lista en la entrada de cada sitio, para que lo sellen y firmen. No todos los lugares están incluidos en la entrada. En algunos monumentos, en los minaretes principalmente, hay que pagar.
Aunque habíamos leído que no merece la pena pagar la entrada, nuestra opinión es contraria, teniendo en cuenta sobre todo el precio, que no es excesivamente alto, y que permite conservar muchos de los edificios de la ciudad.
Por supuesto, fuera de la zona intramuros se puede pasear sin pagar y ver edificios con arquitectura similar, aunque no tan bien conservados. Nos gustó e impactó igualmente, ya que pudimos e ver otro tipo de construcciones, la forma de vida local, el mercado…
Tras haber comprado la entrada y haber visitado parte de la zona externa, volvimos a Ichan-Kala para visitar algunos de sus monumentos.
Mezquita Juma o Mezquita del Viernes
La mezquita del Viernes o Mezquita Juma es la más importante de Khiva. Está situada en el centro de Ichan-Qala, junto a un minarete que la acompaña. Es un edificio sencillo, rectangular de un solo piso. La luz entra a través de varios orificios situados en el techo. Su sala de oración está llena de columnas de madera (más de 200). Aunque muchas de ellas formaban parte de la antigua mezquita (siglo X), que se ubicaba anteriormente en este lugar, y otras proceden de otros lugares, todas conviven en perfecta armonía. La entrada principal a la mezquita es una puerta tallada en madera de más de siete siglos.
Palacio de Tash-Khauli
El palacio o harén de Tash-Khauli fue construido por orden de Allakuli-Khan a inicios del siglo XIX. El Khan quería que el proyecto terminase rápido e invirtió grandes sumas de dinero para ello. Los retrasos en las obras hicieron que varios arquitectos y constructores perdieran la cabeza. Finalmente, se completó en 8 años. Cuenta con más de 100 habitaciones, de las cuales 4 fueron utilizadas por las esposas del Khan. Como indicaba el Corán, un hombre no debía tener más de 4 esposas… Todas las habitaciones, estancias y el propio edifico están ricamente decorados.
Cuando entramos en el palacio, había un pequeño concierto de música uzbeca, muy animada. Estuvimos un rato escuchando e, incluso, nos animamos a bailar, ya que los artistas invitaban a todo el que entraba a unirse a la fiesta. Fue un momento muy divertido, nos reímos muchos. Tanto los artistas como los turistas locales que había, nos pidieron sacarse una foto con nostros. Como nos sucedió en otros lugares durante el viaje, éramos los únicos occidentales y suponemos que les llamábamos la atención.
Mausoleo Pajlavan Mahmud
Este mausoleo fue mandado construir por los propios ciudadanos de Khiva, a inicios del siglo XIX, para honrar a su héroe, Pajlavan Mahmud, un artesano y luchador, del que se dice, que nunca perdió un combate. Murió al inicio del siglo IVX, siendo enterrado en el patio de su taller, hasta que se construyó este mausoleo. En el siglo XIX se añadieron una mezquita y una madrasa, mejorando tanto este complejo que hasta fue, también, el mausoleo de varios Khanes. Hoy en día, es tradición que acudan parejas de recién casados para pedir por la felicidad de su matrimonio.
Desde allí, decidimos hacer una parada para comer en el restaurante Kheivak. Hemos leído malas reseñas sobre este restaurante. La verdad es que nosotros comimos bien. Sencillo y con buena atención. Un lugar tranquilo. Quizás, si volviéramos hoy, sería difícil comer muchos de los platos, no aptos para celíacos.
Muhamad Rahimxon madrasa
Esta madrasa fue construida en 1876, delante de la fortaleza Kunya-Ark, en el mandato de Muhammad Rahim Khan, gran patrocinador de ciencia y poesía. Por ese motivo, en esta madrasa había muchas aulas de estudio y una gran biblioteca. A diferencia de otras madrasas, cuenta con un muro exterior por el que se accede a un patio donde se encuentra la fachada principal, con las tradicionales celdas y, en ambas esquinas, se sitúan torres con coloridas cúpulas.
Qozi Kalon madrasa
Esta pequeña madraza fue construida en 1905 y se le dio el nombre del juez principal que había en aquel momento. Hoy en día, es un museo de la música con fotos antiguas de músicos y algunos instrumentos musicales. Desde nuestro punto de vista, no mereció demasiado la pena.
Shergozikhan madrasa
La madrasa fue construida en el siglo XVIII, por orden del Khan Shergazi. Se dice que el Khan utilizó, para su construcción, esclavos supervivientes del ejército ruso y de otros ejércitos. Se cuenta que a los esclavos se les prometió la liberación una vez finalizaran la madrasa. Sin embargo, Shergazi Khan comenzó a inventar nuevas tareas para retrasar la construcción, hasta que los esclavos, hartos de sus falsas promesas, lo mataron.
Actualmente alberga el museo de ciencias. Esta visita fue un poco surrealista, ya que la exposición contaba con unos pocos animales disecados y una mezcla variopinta de litografías. Curioso, por decirlo de algún modo.
La verdad es que, en general, ninguno de los museos que vimos mereció demasiado la pena. Además de ser muy sencillos, tenían pocas explicaciones y sólo en uzbeco. En todo caso, fue una experiencia entrar en alguno de ellos.
Para acabar nuestra visita, entramos a la madrasa Kutlug-Murad Inaka y la madrasa Allakuli-Khan, que ya habíamos contemplado por fuera el día anterior.
Finalmente, tras un largo día, fuimos a cenar de nuevo al restaurante Terrasa. Aunque el día anterior comimos en el interior, para cenar reservamos en la terraza superior, que tiene unas vistas maravillosas de la ciudad. Compartimos unas brochetas variadas y un par de cervezas para brindar por nuestra estancia en Khiva.
Aunque cuando visitamos este restaurante no seguíamos dieta sin gluten, creemos que podrían llegar a adaptar algunos de los platos para hacerlos aptos para celíacos, en especial, las carnes. Fueron bastante atentos.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 21 días en Kirguistán, Tayikistán + GBAO y Uzbekistán.