Era nuestro último día en Khiva antes de partir a Samarcanda en el tren nocturno. Queríamos aprovechar el día para hacer algunas visitas, comprar algunos regalos y pasear tranquilos. Desayunamos lo mismo que el día anterior, aunque más tranquilos, ya que aprovechamos a dormir algo más y estuvimos solos en el comedor.

Nos pusimos en marcha y fuimos hasta el Kunya Ark o «antigua fortaleza». Era la ciudadela del gobernante desde finales del siglo XVII. Una especie de ciudad fortificada, con muros de más de 10 metros, dentro de otra ciudad, Ichan-Qala. Contaba con una gran infraestructura y todas las comodidades de la época para el Khan y su familia.

El fortín o torre que corona el Kunya-Ark se puede visitar, aunque tuvimos que pagar unos 10.000 SOM extra (unos 2,5€ por persona). Desde allí hay unas vistas maravillosas de Khiva, y también de sus murallas.

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Panorámica de Khiva

Desde arriba se tienen unas vistas increíbles.  En la foto inferior, de izquierda a derecha se puede ver el minarete de la mezquita del Viernes, el minarete Islam Khodzha, y el minarete Kalta-Minor.

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Panorámica de Khiva

Y, finalmente, fuimos a ver de nuevo el complejo Islam Khodzha, con su minarete como monumento estrella. Es el minarete más alto de Khiva, con unos 57 metros de altura. Data del 1908 y fue mandado construir por el visir Islam Khodzha, que dió nombre también al minarete.

Islam Khodja fue un visir de ideas progresistas, que construyó la primera escuela laica de Khiva, una fábrica de  algodón, un hospital, una farmacia y trajo el sistema de correos y telégrafo. Sin embargo, no todos compartían sus progresismo y una noche lo asesinaron.

Se puede subir hasta la parte superior por una escalera de más de 100 escalones, un tanto claustrofóbica. David se animó a subir, pero Sandra se quedo abajo esperando. Aunque la subida (y la bajada) fueron duras, las vistas de Khiva desde arriba eran espectaculares.

La entrada, hay que pagarla allí mismo. Fueron 10.000 SOM (aproximadamente 2,5€).

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Vistas desde lo alto del minarete
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Sandra vista desde lo alto del minarete

Además del minarete, entramos a la madrasa Islam Khodja, situada junto al minarete. Dentro de la madrasa hay una sala grande, coronada por una cúpula. La entrada, así como el interior, tienen colores similares al minarete.

Tras la visita, comimos algo en un café en un puesto cercano al minarete.

Después, estuvimos callejeando por los puestos que hay a lo largo de las calles principales del Ichan-Qala para comprar algunos regalos de artesanía a nuestr@s amig@s.  Se puede comprar con total tranquilidad, ya que no hay mucha gente. Hay muchísimos puestos. Algunos venden artículos típicos, pero también hay otros que venden «trastos», pero esto ya es para gustos…

Finalizadas las compras, nos fuimos al hotel, desde donde fuimos a la estación de Urgench para coger el tren nocturno a Samarcanda. De Khiva a Urgench fuimos en taxi que había reservado el dueño del hotel, por unos 10$. El trayecto fue de unos 45 minutos. Llegamos con bastante antelación, queríamos asegurarnos de llegar a tiempo, aunque nos daba pereza pensar en todas las horas que nos quedaban por delante…

Allí, en la estación, empezaríamos nuestro viaje de vuelta a Samarcanda. Este viaje se puede hacer en coche o en tren. Nosotros «por comodidad» habíamos elegido el tren nocturno, que salía a las 19:30 de Urgench.

Viaje en tren a Samarcanda gluten uzbekistan
Viaje en tren a Samarcanda

El vagón de tren donde íbamos estaba lleno de gente. Básicamente, eran filas y filas de literas. En unas había familias, en otras grupos de amigos, gente sola… Nosotros éramos los únicos occidentales del vagón. La mayoría era gente uzbeca.

Nos había tocado un cama encima de otra. Aunque yo puse mis cosas en la superior, estuvimos bastante rato los dos en la litera inferior. Allí estuvimos observando todo con curiosidad. La gente también nos miraba y nos hablaba, aunque no entendíamos nada. Nadie hablaba inglés. Con nuestro diccionario de iconos y otro de uzbeko-inglés, tratábamos de comunicarnos lo mejor posible. Y, sobre todo, con gestos y con una sonrisa. Lo pasamos muy bien.

Estuvimos un rato con la familia que teníamos enfrente. Luego un grupo de chicos de nuestra edad, con «pinta de malotes», invitaron a David a sentarse con ellos. A Sandra, no le invitaron. David se sentó un rato con ellos, intentaban hablarle de futbol. Les cayó bien, porque pasaron varias veces por nuestra litera después, diciendo a los que estaban alrededor algo así como «ni se os ocurra tocar a esta pareja». Mientras tanto, «el servicio restaurante» del tren pasaba una y otra vez. Era un hombre con dos bolsas de plástico llenas de vozdka, salchichón, pan y tabaco.  Mucha gente le compraba. La gente bebía y fumaba sin parar en el vagón. También tomaban una especie de tabaco de mascar en polvo, que compartían unos y otros.

Menos mal que, en aquella época, no seguíamos una dieta sin gluten, ya que todo el mundo compartía también hogazas de pan, pan relleno de carne, etc. Todo el mundo nos ofrecía y nosotros probábamos toda la comida que pasaba por nuestra litera…. Hoy en día lo hubiéramos pasado mucho peor…. Por supuesto, llevaríamos explicado en una tarjeta en uzbeco sobre la celiaquía, sobre todo para no ofender a toda esa gente que no paraba de ofrecernos comida.

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Viaje en tren a Samarcanda

Las horas fueron pasando, jugamos a las cartas, estuvimos leyendo, hasta que al final, cada uno fuimos a nuestra litera a «intentar descansar». Intentarlo, porque fue casi imposible. En el momento de apagarse las luces del vagón, prácticamente la mitad de los pasajeros estaba borracho y deambulaban o cantaban desde sus literas. El tren hacía un sonido infernal y las ventanas no se podían cerrar, por lo que, había que sujetarlas apoyando parte del cuerpo para reducir el sonido…

Fue una noche larga. El tren paró varias veces, aunque por motivos técnicos, ya que iba directo a Samarcanda.

Un viaje que, aunque recordamos con mucho cariño, quizás no volveríamos a repetir. Fue muy incómodo, aunque fue toda una experiencia…. Probablemente, si volviéramos, haríamos el viaje en una o dos etapas en coche…

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Viaje en tren a Samarcanda

Tras más de 12 horas en tren….llegamos a Samarcanda a las 8 de la mañana.


Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 21 días en Kirguistán, Tayikistán + GBAO y Uzbekistán.