Tras despertarnos en Big Meadow Lodge, cerca de Bridgeport, quisimos empezar el día desayunando en Virginia Creek Settlement, el mismo lugar donde habíamos cenado el día anterior. Esta vez para desayunar pancakes sin gluten. Todo un acierto para empezar bien el día.
Desde allí, nos dirigimos a Bodie, un pueblo fantasma del que habíamos leído bastante y que teníamos muchas ganas de visitar. Se encuentra a unos 20 kilómetros de Bridgeport. Hay un desvío, perfectamente señalizado, que te lleva por una carretera asfaltada durante 15 kilómetros. Sin embargo, los últimos 5 kilómetros es una carretera de grava. Puedes hacer este último tramo sin tener un 4×4.
Antes de llegar, hay una caseta donde tienes que pagar la entrada para acceder. Cuesta 8$ para adultos y es gratis para menores de 3 años. El horario es de 9:00 a 18:00 horas. También puedes comprar un tríptico de Bodie con explicaciones de todas las edificaciones, que incluye un mapa. Nosotros lo compramos y nos fue bastante útil para orientarnos.
Cuando pasas la barrera, a unos 100 metros, se encuentra un parking con baños. No es muy amplio, aunque, ciertamente, no es un lugar tan turístico como otros. Te recomendamos, en cualquier caso, que trates de ir lo más temprano posible. Nosotros entramos a primera hora y al irnos el parking estaba casi completo.
En cuanto al pueblo, se puede visitar por libre y dedicar el tiempo que quieras. Todo el pueblo es accesible, salvo una zona restringida, que está perfectamente indicada. Todas las edificaciones están tal y como se dejaron cuando el pueblo se abandonó. No se puede entrar en ellas, pero desde fuera es impresionante ver cómo era la vida entonces.
Bodie fue un pueblo minero que empezó con unos 20 mineros y que llegó a tener más de 8.500 habitantes., aunque fue venido a menos tras la época dorada en la década de 1870 y tras un incendio del que sólo quedaron en pie el 10 % de las casas.
Caminando por el pueblo podrás ver las casas de los habitantes del pueblo, la barbería, el casino, el parque de bomberos, la tienda, bares (llegó a tener más de 60), la morgue, el cementerio….
Hay un edificio donde sí se puede entrar. Una exposición con antigüedades donde se pueden comprar algunos souvenirs. Tuvimos suerte y, tras comprar algún recuerdo, el Ranger que atendía la tienda le regaló a África una chapa de Rangers.
Dedicamos unas dos horas a visitar, prácticamente, todo el pueblo.
Desde allí, nos fuimos hacía el sur, con destino Amargosa Opera House, nuestro alojamiento para esa noche.
De camino vimos el lago Mono. No paramos, aunque se pueden visitar los Mammoth Lakes. Era un camino largo, así que seguimos por las carretera 395 para coger después la carretera 190, que cruza todo el Death Valley o Valle de la Muerte. Una zona desértica donde las temperaturas alcanzan máximos. De ahí su nombre.
Para cruzar el Death Valley tienes que contar con el Annual Pass o pagar la tarifa por cruzarlo en una caseta que está indicada a mitad del Valle. Durante el camino podrás bajarte del coche para ver las dunas y sentir el calor infernal.
Si quieres comprar algo, incluso echar gasolina, es mejor que lo hagas en Lone Paine, antes de entrar en el Valle. Sólo hay una gasolinera a medio camino, con un pequeño restaurante, pero la gasolina es bastante más cara.
Nos dirigimos a Zabriskie Point, el lugar desde el que tener las mejores vistas del Valle. Hay un parking con baños donde se puede dejar el coche. Desde allí, hay que subir por un camino empinado, pero corto, al mirador. Se puede ver el valle con sus colores llamativos. Es un paisaje diferente, aunque no nos impresionó demasiado. Dicen que es mejor verlo al amanecer o atardecer para ver cómo cambia de color.
Un poco más adelante está el centro de visitantes, donde se encuentra el famoso termómetro, que en verano de 2023 marcó temperaturas de récord, con más de 56ºC, y donde todo el mundo se saca la típica foto. Cuando nosotros nos la hicimos marcaba 43ºC.
Desde allí, nos dirigimos a Amargosa Opera House, nuestro alojamiento, pero también un lugar que queríamos visitar.
Este lugar fue un alojamiento minero durante muchos años, hasta que Marta Beckett, una mujer que viajaba con su marido por la zona, decidió comprarlo en1967. Allí vivió hasta 2017, cuando murió a los 92 años.
El lugar estaba en malas condiciones, pero Marta lo reformó y construyó una ópera donde hacía funciones de ballet, canto, etc. Pintó toda la opera durante años, plasmando su arte en las paredes y el techo. También pintó las habitaciones y otras estancias del lugar. Durante años, había funciones todas las semanas, de Marta y otros artistas.
En la actualidad, la Ópera sólo celebra una función en honor a Marta una vez al año, pero hay dos visitas diarias a las 9:00 y a las 18:00. El coste es de 15$ por adulto (10$ si te alojas en el hotel) y de 5$ por niñs.
Aunque el hotel es muy austero y las habitaciones muy antiguas, nos hacía mucha ilusión quedarnos a dormir en este lugar. Tras haber leído la mágica historia de Marta, reservamos habitación y reservamos una visita a la ópera.
Cuando llegamos, nos dijeron que las visitas estaban paradas desde hacía unos meses y que no podríamos hacerla. Teníamos tanta ilusión que fuimos muy insistentes y la recepcionista, tras llamar a la dueña, consiguió hacernos una visita por la opera a nosotros solos.
Fue muy interesante conocer la historia de Marta y de la ópera. Un lugar con un encanto particular.
No hay mucho más que hacer en la zona, ya que el lugar está aislado y el único bar anexo al hotel cerró hace algunos años. Simplemente aprovechamos para ver todo el edificio, con pinturas hechas por Marta, las antigüedades expuestas…
El hotel tiene una sala común donde pudimos cenar. Tienen un microondas y una nevera común. Sirven café a las 8:00 todos los días.
El lugar, como te decíamos, es bastante sencillo, abundan los insectos (o incluso los reptiles) como indica un cartel en la entrada. Aunque nosotros no vimos ninguna serpiente, sí que encontramos alguna que otra cucaracha.
Contentos por haber disfrutado de dos lugares tan particulares, Bodie y Amargosa, y por poder haber cruzado el Death Valley, nos fuimos a descansar.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 17 días en Costa Oeste USA.
