RUTA:

  1. Llegada a Isla de Pascua
  2. Paseo por Hanga Roa
  3. Excursión a Caballo por Terevaka

Nos levantamos en Santiago de Chile tras pasar noche en el Hotel Diego de Almagro.

Hoy nos tocaba coger otro vuelo. Uno muy especial. ¡Volábamos a Isla de Pascua!.

Desayunamos algo ligero en el hotel, ya que nos levantamos muy temprano para ir al aeropuerto, sobre las 6:30, para poder coger nuestro esperado vuelo a Isla de Pascua.

Desde el hotel salen buses gratuitos al aeropuerto cada 30 minutos, empezando a las horas en punto. Hay que estar 10 minutos antes en el lobby del hotel.

En nuestro caso, el trayecto hasta el aeropuerto duró poco más de 5 minutos, aunque el conductor nos dijo que antes de las 6:30 el trayecto puede llegar a durar 30 minutos, pues salen bastantes vuelos nacionales a primera hora de la mañana.

El día anterior, nos llegó un aviso de anulación de nuestro vuelo de vuelta de Isla de Pascua, así que, lo primero que hicimos, fue ir a un mostrador de LATAM. Allí cambiamos gratuitamente el billete a otro vuelo, previsto para el mismo día de vuelta, pero unas horas más tarde, lo que luego nos resultaría muy útil.

Desde los mostradores de LATAM fuimos a la segunda planta del aeropuerto. Tras pasar el control habitual, los carteles te dirigen fácilmente al control para volar a “Isla de Pascua”.

Una vez llegas a las zonas de control de Isla de Pascua, hay que esperar una cola bastante larga y lenta, ya que todas las personas que viajan a esta isla tienen que pasar esa especie de aduana.

En este control, un agente de aduanas hace varias preguntas sobre el propósito de la visita y hay que mostrar dos documentos:

  1. Un documento que el alojamiento, donde te quedarás en Isla de Pascua, tiene que enviarte con antelación para asegurar que tienes una reserva.
  2. El llamado FUI (Formulario de Ingreso Único) en el que se indican vuestros datos personales, etc. Este formulario se rellena en el propio aeropuerto, antes de pasar el control de Isla de Pascua. Lo puedes encontrar en un mostrador, al inicio de la cola de este control.

Por otro lado, tras pasar este control te entregarán un papel similar al PDI que permite la salida a Isla de Pascua. Un agente de aduanas te lo solicitará para poder montar en el avión. Cuidado con qué PDI entregas, ya que éste es muy similar al que tendréis de la estancia en Chile. Sandra se equivocó y ¡menos mal que nos dimos cuenta antes de montar en el avión!

Ahora sí, ya estábamos listos para volar a Isla de Pascua. El vuelo duró unas 5 horas y 30 minutos, que aprovechamos para descansar.

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Cruzando el Pacífico

Durante horas, desde la ventana, sólo veíamos el océano, hasta que de repente, un pequeño pedazo de tierra apareció y aterrizamos en la Isla.

Nos costaba creerlo, pero allí estábamos. Nada más bajarnos del avión nos dirigimos a la salida. Al entrar en el aeropuerto hay un puesto de venta, donde comprar la entrada que da acceso al Parque Nacional de Isla de Pascua. Esta entrada cuesta 80$ americanos, que hay que pagar en efectivo (no se admiten billetes rotos ni doblados) y que da acceso a los sus monumentos de la isla, sin límite de veces para visitarlos, excepto Orongo y Rano Raraku, donde sólo se puede entrar una vez.

Nosotros compramos la entrada en este puesto. Recomendamos comprarla aquí, ya que, aunque también se puede adquirir en la calle principal de Hanga Roa, creemos que es mejor hacer una pequeña cola al bajar del avión y estar despreocupado el resto del día, disfrutando de la isla desde el primer momento.

La entrada la piden en todos los recintos del parque y, además, puede ser solicitada por los guardias en cualquier momento, por lo que llévala siempre encima.

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Pasarela de llegada al Aeropuerto Mataveri

Tras comprar la entrada salimos del pequeño aeropuerto, donde nos estaba esperando Marcela, una amable mujer que regenta las cabañas Maara Reka.

Con una gran sonrisa, nos colocó dos collares de flores de árbol alrededor del cuello, dándonos la bienvenida a la Isla.

Desde allí, nos hizo un pequeño tour por las principales calles de Hanga Roa, explicándonos dónde encontrar supermercados, restaurantes, recomendándonos sitios para ver y contándonos curiosidades de la Isla.

Tras el pequeño tour, nos dejó en nuestra cabaña, una pequeña casita con dormitorio, cocina y baño, un pequeño jardín y todo lo necesario para disfrutar de una estancia tranquila.

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Maara Reka Cabañas

Además, alquilamos el coche a Marcela para recorrer la isla, un pequeño y viejo jeep con el que movernos a nuestro aire. La isla es tan segura y tranquila que en ningún momento cerramos el coche.

Nada más dejar las mochilas en la cabaña y despedirnos de Marcela, fuimos ilusionados a la calle principal de Hanga Roa, para encontrar algún supermercado donde poder comprar algo de comida.

En la calle principal hay varios comercios, en general pequeños y con poca variedad de productos procesados.

Tampoco tienen muchos productos sin gluten, pero para nuestra sorpresa, tenían algunos. Por supuesto, tienen productos de la tierra (verduras, frutas, huevos…). Aprovechamos a hacer la compra para poder cocinar en la cabaña.

En general, los productos son algo más caros que en el continente, pero no tanto como habíamos oído o como imaginábamos.

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Paseando por Hanga Roa

Después de comer, descansamos un rato, ya que esa tarde habíamos reservado un paseo a Caballo para ver el atardecer desde el monte Terevaka.

Antes de viajar, reservamos esta excursión, por email, con Adventure Terevaka, de la que habíamos leído reseñas muy positivas. Y, la verdad, no nos equivocamos. La gestionan Tonchi y Alice.  Tienen dos rutas principales, una por la mañana y otra al atardecer. El precio es de 40.000 CLP por persona, con una duración de unas 3 horas.

En nuestro caso, escogimos la opción del atardecer, para aprovechar la tarde del primer día y disfrutar de una puesta de sol única.

Alice nos pasó a buscar con su jeep sobre las 16:30 a nuestra cabaña y nos llevó hasta el lugar donde empezaríamos la ruta a caballo, a unos 20 minutos en coche de Hanga Roa.

Allí, en un paraje muy tranquilo, en mitad del bosque, tienen su casa y los establos. Un oasis de tranquilidad, dentro del oasis de tranquilidad que ya es Isla de Pascua.

Una vez allí, nos encontramos con Tonchi, un chico pascuense que nos dio algunas indicaciones sobre los caballos y sobre la ruta que íbamos a hacer con él, y enseguida nos pusimos en marcha.

Desde allí, nos dirigimos hacía el punto más alto de la isla, de aproximadamente 500 m, el monte Terevaka. La ruta a caballo hasta la cima dura 1 hora, aproximadamente. Primero se pasa por un pequeño bosque y después se va ascendiendo por una ladera hasta que llegas al punto más alto, desde donde se puede ver toda la isla.

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Paseo Caballo Terevaka

Una vez arriba, nos sentamos los tres a compartir el atardecer. El cielo estaba nublado y hacía bastante viento, pero la tranquilidad del lugar, la inmensidad del mar y la alegría de estar allí, hicieron que viviéramos un atardecer mágico.

Además, aprovechamos ese momento para charlar con Tonchi y conocer muchísimas cosas de la cultura e historia pascuense. Esas que no se leen en los libros y que sólo se transmiten por la tradición oral, como dicen los lugareños.

Paseo Caballo Terevaka Adventure Terevaka sin gluten free isla de pascua chile viaje
Atardecer desde Terevaka

Tras ese buen rato, empezamos a descender para volver a los establos. Cuando empezamos el camino de vuelta, aún había cierta claridad en el cielo, pero enseguida empezó a oscurecer y, de repente, nos dimos cuenta que estábamos montando a caballo en plena oscuridad.

No podíamos usar la linterna frontal o el móvil para no asustar al caballo, por lo que, simplemente, teníamos que tratar de relajarnos y dejar que el caballo te llevará de vuelta.

La sensación es indescriptible. Descender la montaña totalmente a oscuras, confiando totalmente en un caballo, mientras contemplas las estrellas… nos dejó sin palabras.

Nunca habíamos visto las estrellas con tanta nitidez como en ese momento. Y, si a eso le añades el hacerlo a caballo… la experiencia es inolvidable, aunque hay que reconocer que un poco de miedo sí pasamos…

Eso sí, ya sea la ruta a la mañana o a la tarde, recomendamos probar esta experiencia a caballo y, por supuesto, con Tonchi.

Sobre las 19:30 llegamos a los establos. Allí dejamos a los caballos para que tuvieran su merecido descanso. Nosotros, evidentemente, empezábamos a notar todo el cuerpo dolorido de las agujetas y la adrenalina.

Tonchi y Alice nos llevaron de vuelta a la cabaña y allí nos despedimos de ellos, esperando volver a verlos si algún día regresamos a la isla. Nos acogieron de maravilla y nos hicieron pasar una tarde diferente y muy agradable.

Cansados por la ruta, hicimos algo de cenar en la cabaña y preparamos el almuerzo para el día siguiente ¡una rica tortilla de patata!

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Tortilla de patata en Isla de Pascua

Aprovechamos a irnos pronto a dormir, para madrugar y ver el amanecer en el Ahu Tongariki.


Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 19 días en Uruguay, Argentina y Chile.