RUTA:
- Visitar San Pedro de Atacama
- Vuelta al aeropuerto de Calama, parando a ver el Valle del Arco Iris
- Vuelo de Calama a Santiago de Chile
Aunque todos los días hemos ido, al final del día, a pasear, o incluso a cenar, a San Pedro de Atacama, sólo lo habíamos visto de noche. Así que, el último día, decidimos visitarlo con sol.
Nos levantamos, desayunamos tranquilos, hicimos las mochilas, nos despedimos de todos en el hostal y nos dirigimos a San Pedro. Aparcamos en el centro, en el parking donde aparcamos todos los días, junto al Hotel Corvatsch.
De día, San Pedro tiene otro ambiente, más desolado, pero también más auténtico. Hay que tener en cuenta que la visitas y tours se hacen durante el día, incluyendo ver el atardecer en distintos miradores y valles, por lo que los turistas solo aparecen en el pueblo por la noche.
Fue interesante pasear tranquilamente por la transitada y famosa calle Caracoles, de día casi vacía, viendo el trasiego normal de la gente del pueblo: yendo a sus mercados a hacer la compra, a la peluquería, etc.
Además, es el mejor momento para comprar souvenirs. Los puestos están casi vacíos, incluso algunos cerrados. Además de poder mirar todo más tranquilos, el precio que te ofrecen es mejor que el de las noches. Puedes regatear más.
Por supuestos, nos acercamos a ver la famosa Iglesia de San Pedro, que es la más grande de la región. Está hecha de adobe, al igual que el muro que la rodea.
También paseamos por la plaza Peregrino, donde nos tomamos unos jugos naturales, de un comercio ambulante, bajo la sombra de los árboles de la plaza.
Después nos pusimos en marcha hacia el aeropuerto de Calama. De camino, como íbamos bien de tiempo, decidimos para el Valle del Arco Iris y comer allí comida que llevábamos.
Este valle no es tan conocido, pero habíamos leído que merecía la pena. De camino hay unos petroglifos, aunque nosotros no paramos.
El camino para llegar al Valle del Arco Iris no es fácil. Cuando miramos en el navegador vimos que el trayecto, desde dónde teníamos que salirnos de la principal hasta el valle, no era muy largo… pero nos equivocamos.
Al principio, la carretera está bien asfaltada. Hay muchas curvas y es estrecha, pero puedes ir a una buena velocidad. Pero el final del tramo es un camino de baches y grava, sin cuidar.
Se nota que no es una atracción demasiado turística y que pocos van a visitarlo. No lo recomendamos si vas con un turismo. Hay muchas probabilidades de pinchar.
Cuando vimos un par de coches aparcados, supusimos que era el parking del valle, así que aparcamos allí. No hay nadie custodiándolo ni tampoco hay que pagar nada.
Hay que decir que, aunque el camino no merezca mucho la pena, el sitio es muy bonito y tranquilo.
Es verdad que, comparándolo con todos los sitios que has visitado en los días anteriores, puede no parecerte gran cosa, pero los colores que tienen las rocas de este valle es algo espectacular. Las fotos no hacen justicia a la intensidad de los colores.
Comimos allí y volvimos por el mismo camino para incorporarnos de nuevo a la carretera principal. Al salir del camino de grava, de repente, nos rodearon un montón de guanacos que iban corriendo. Verlos tan cerca fue genial, aunque nos asustamos al principio y casi los atropellamos.
Una vez llegamos al aeropuerto de Calama, devolvimos el coche y nos tocó esperar a nuestro vuelo.
Llegamos de noche a Santiago de Chile. Como al día siguiente volábamos a Isla de Pascua, por la mañana, muy temprano, cogimos un hotel en los alrededores del aeropuerto. Nos alojamos en el Hotel Diego de Almagro, que incluía shuttle gratuito para ir y volver al aeropuerto. Cenamos unos de nuestros batidos con unas galletas y pronto a la cama… al día siguiente íbamos, por fin, a Isla de Pascua!!!
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 19 días en Uruguay, Argentina y Chile.