Lo primero que tenemos que decir es que, cuando hicimos este viaje, no seguíamos una dieta sin gluten.

Hemos decidido mantener este apartado, para contaros nuestra opinión sobre Kirguistán en lo relativo a la gastronomía y cómo haríamos ahora si pudiéramos volver atrás en el tiempo y hacer de nuevo este viaje.

Kirguistán no es un destino común para viajar, pero, como país, es un destino más fácil que Tayikistán. A pesar de que se está desarrollando mucho en los últimos años, no cuenta con una infraestructura «clásica» para el turista. Sí tiene una red de alojamientos y restaurantes, en las ciudades alrededor del lago Issyk Kul, sobre todo destinado al turismo local.

Nosotros, en nuestra ruta por Kirguistán hicimos lo siguiente:

  • Los desayunos en un hostel y en un campamento de yurtas. En general, sopa de cordero, empanadillas, fruta y té.
  • Las comidas y cenas en los mismos lugares, donde no había mucho donde elegir y donde tomamos cordero, empanadilla de carne, verduras… y también comiendo algún tentempié que compramos en algún supermercado.

En Biskek y Osh fuimos a restaurantes y comimos comida algo más «occidental».

Aunque sí verás en nuestro itinerario los restaurantes donde estuvimos, no tenemos muchas fotos de comida, ya que, la comida, a diferencia de ahora, no era el punto primordial al que prestáramos atención.

En Kirguistán no existe, que sepamos, asociación de celiacos. En cuanto a los platos típicos, la mayoría tienen como base, además del cordero, el pan. Uno de los platos más famosos son las samsas, empanadas de carne al horno. También el shorpo (sopa de carne y verduras), las mantis (una especie de dumplings), el kurdak (carne de cordero con guarnicición) y el nan (pan redondo, de trigo claro). Por lo tanto, los celíacos no lo tenemos nada fácil en Kirguistán.

Además, el hostel y el campamento de yurtas, donde nos quedamos, ofrecían un precio cerrado por alojamiento, cena y desayuno. El precio, unos 15$ por persona.

Si volviéramos a Kirguistán, seguiríamos los siguientes pasos, además de los habituales que hacemos ahora en todos los viajes:

  • Explicar a nuestro chófer sobre la condición celíaca, las restricciones, etc. Esto lo haríamos antes de viajar al país, enviándole, incluso por email, nuestra tarjeta celiaca traducida y, por supuesto, una vez allí le explicaríamos de nuevo las restricciones celíacas.
  • En el hostel y en el campamento de yurtas, explicaríamos nuestra condición, previamente traducida al kirguís e intentaríamos, de manera sutil, ver dónde cocinan antes de decidir si seguir adelante con la cena o desayuno. En caso de no tenerlo claro, pediríamos fruta (que había en ambos lugares) y, por supuesto, comeríamos algo que lleváramos desde España (galletas, barritas, batidos…).
  • En los supermercados trataríamos de comprar fruta u otros productos genéricos. Buscaríamos también productos sin gluten. Quizás, a día de hoy, algunos supermercados y restaurantes de Biskek y Osh tengan más opciones. Buscando y preguntando por internet, sí hemos identificado algún restaurante, pero, como suele suceder en este tipo de destinos, la mayoría pertenecen a cadenas hoteleras internacionales y/o tienen un precio elevado.

A nosotros, durante todo el viaje nos fue difícil comunicarnos a nivel idioma y, aunque llevábamos un pequeño diccionario kirguís-inglés-kirguís, utilizamos en bastantes ocasiones el diccionario icoon que, con iconos e imágenes, sirve para explicar una gran variedad de temas, gastronomía incluida. Si volviéramos a Kirguistán, lo volveríamos a utilizar.

Y por supuesto, como siempre, hay que tener previsión, paciencia, positividad y resiliencia. ¡Si quieres, puedes!


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