Empezamos el día con una sensación nueva, la de despertarnos en una yurta. La verdad, es que es una experiencia diferente que recomendamos hacer, aunque, tenemos que reconocer, que no dormimos excesivamente bien. El suelo de la yurta estaba bastante duro y nos levantamos con dolor de espalda, además de con algún picotazo de alguna araña que habíamos visto recorrer el suelo durante la noche.

En todo caso, ¡una experiencia a probar al menos una vez en la vida!

Esperábamos tener un rico desayuno. Cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que teníamos para desayunar sopa de cordero con verduras. A David no es algo que le apasione, pero en el caso de Sandra, sólo verlo le cambia la cara, ya que le encanta el dulce y odia lo salado para desayunar. Por respeto, desayunamos algo, aunque fue complicado aguantar ese fuerte sabor nada más levantarnos.

No somos los únicos, ya que un grupo de franceses con los que compartimos desayuno nos dijeron lo mismo. Así que, nos pusimos morados a sandía y tomamos té (durante la ruta no nos sirvieron café en ningún momento).

Yurta desayuno
Desayuno en el Campamento de Yurtas

Tras el desayuno, nos despedimos de la familia que lleva las yurtas y nos dirigimos a Fairy Tale Canyon: unas extrañas formaciones de piedra arenisca. El recorrido por el cañón dura entre 1 y 2 horas. Nosotros dejamos el coche en la última zona de parking permitida. Lo recomendamos, ya que reduce la caminata al sol.

Aunque el lugar no nos pareció espectacular, el cambio de colores es curioso. Desde nuestra opinión, no merece demasiado la pena, salvo que estés en la zona, como era nuestro caso.  Además, el precio de la entrada no es muy caro: 50 SOM por coche (unos 0,6€).

Fairy Tale Canyon. Kirgistan
Fairy Tale Canyon. Kirgistan
Fairy Tale Canyon. Kirgistan
Fairy Tale Canyon. Kirgistan
Fairy Tale Canyon. Kirgistan
Fairy Tale Canyon. Kirgistan
Fairy Tale Canyon. Kirgistan
Fairy Tale Canyon. Kirgistan

Como nos había pasado en otras zonas de Kirguistán, donde la mayoría de los visitantes son locales, nos pidieron varias veces hacerse fotos con nosotros, ya que nuestros rasgos les resultaban exóticos y no estaban acostumbrados a los extranjeros.

Y allí, en Fairy Tale Canyon, acabó nuestra visita por la zona. Desde allí, nos dirigimos al aeropuerto de Biskek para coger un vuelo a Osh, desde donde empezaríamos la ruta del Pamir.

Desde Fairy Tale hay unas 4 horas en coche hasta el aeropuerto. En la ruta, hicimos un par de paradas: una para comer, en una especie de self-service cerca de Biskek, y otra cuando Baquet paró en uno de los cientos de puestos de pescado desecado, que hay alrededor del lago, para comprar unas cuantas piezas.

Puesto típico de pescado desecado. Kirgistán.
Puesto típico de pescado desecado.

Y, finalmente, llegamos al aeropuerto de Biskek. Allí, nos despedimos de Baquet y Bermet. Con mucho cariño, ya que habíamos pasado unos maravillos días juntos, en los que  compartidos muchos momentos de viaje y experiencias de vida diferentes, que siempre enriquecen.

Desde el aeropuerto de Biskek cogimos un vuelo interno de Air Manas a Osh, la segunda ciudad de Kirguistán. El vuelo lo habíamos comprado desde España en la propia web de Air Manas por un precio de 29€ por persona. Al ser un vuelo interno, los trámites de aduanas fueron muy sencillos, mostrando simplemente el pasaporte.

Aeropuerto de Osh
Aeropuerto de Osh

El vuelo duró casi una hora y, tras aterrizar en el pequeño aeropuerto de Osh, cogimos un taxi al EcoHouse Guesthouse, el alojamiento que nos había recomendado Turat, nuestro conductor de la ruta del Pamir. Coger el taxi fue fácil, ya que, a nuestro lado, en el vuelo, venía un chico español que estudiaba en Osh.  Así que, aprovechamos que estaba acostumbrado al aeropuerto y al regateo con los taxistas para ir con él y compartir transporte.

Llegamos al hotel totalmente de noche y bastante desubicados. En las calles de Osh no hay mucha iluminación. Aún así, nos aventuramos en la oscuridad, en las desiertas calles, para encontrar un sitio para cenar. De repente, vimos una luz muy intensa que llamó nuestra atención. Nos acercamos y vimos que era un restaurante, en el que no había nadie, pero que servían de cenar. Era un sitio local, acogedor, en el que fueron muy amables. Por gestos y señalando unas imágenes en la carta, cenamos una especie de pollo con patatas fritas.

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Cena en Osh

Tras la cena, volvimos al guesthouse por las mismas calles vacías, para descansar. Al día siguiente visitaríamos Osh.


Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 21 días en Kirguistán, Tayikistán + GBAO y Uzbekistán.