Nuestro último día en Nepal. No quisimos madrugar mucho, sino descansar y desayunar tranquilos. Pero, por supuesto, queríamos aprovechar a visitar un lugar que nos habían recomendado: el templo de Pashupatinath.

Cogimos un taxi y en menos de media hora y por 300 NPR (algo más de 2€) estábamos en la entrada del templo. Bueno, en una explanada desde la que llegar a la entrada. Una improvisada calle con cientos de puestos donde vendían ofrendas nos llevaría allí. Un colorido camino, con predominio de naranjas y rojos y un fuerte olor a incienso.

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Templo de Pashupatinath

Tras recorrer esa calle, llegamos a la entrada del templo, donde pagamos los 1.000 NPR (unos 8€) por persona para poder visitarlo. Los no hinduistas, no pueden entrar en los edificios del complejo, aunque se puede pasear por el exterior de los mismos.

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Interior del templo
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Caminando por Pashupatinath

El templo, ubicado a orillas del río Bagmati, estaba abarrotado cuando lo visitamos. Es uno de los templos hinduistas de Shiva más importantes en el mundo. Según los creyentes, el templo es la sede de la deidad nacional, Pashupatinath.

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Un lugar de paz
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Templo de Pashupatinath

Pasear por el recinto genera una mezcla de sensaciones, que se incrementaron cuando cruzamos a la otra orilla del río. Desde allí, se pueden contemplar las cremaciones. Ver todo el proceso de cómo los hindúes despiden a sus muertos fue curioso para nosotros y también duro. Genera una reflexión profunda. Nosotros tratamos de verlo con el máximo respeto posible, en silencio y cada uno dentro de nuestros pensamientos.

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Observando los ritos funerarios
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Honrando a sus familiares
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Las cremaciones al lado del río

Te recomendamos visites el sitio con el máximo respeto, al fin y al cabo, estás asistiendo a un funeral sin ser invitado… La verdad es que no nos arrepentimos de haberlo visitado. Al contrario, recomendamos hacerlo, aunque la mezcla de sensaciones vividas fue particular y fuerte. Cuando lo visites, probablemente, lo entenderás.

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Pashupatinath

Recorrimos la misma calle de ofrendas de vuelta, para coger un taxi a Thamel. Nos cobró 300 NPR. Aunque era tarde, nos atendieron para comer en el restaurante Rosemary. Queríamos despedirnos de Nepal comiendo en un sitio tranquilo, donde nos habían atendido de maravilla, haciendo aptos para celiacos sus platos.

Tras la comida, paseamos relajados por Thamel, haciendo balance del viaje, contentos por todas las experiencias vividas… Por supuesto, aprovechamos para pasar de nuevo por la peluquería.

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Tenía que pasar por la peluquería antes de volver

Después, volvimos al hotel para descansar, ya que al día siguiente, pronto por la mañana, volábamos de vuelta a casa.


Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 23 días en Nepal, Tíbet y Bután.