Nos despertamos sin prisa… era nuestro último día de vacaciones y nuestra idea era un día de relax y de compras.
Pasamos la mañana en la piscina del hotel, que estaba en la azotea. Un oasis en el caos de Bangkok.
Habíamos intentado bañarnos por la tarde y por la noche, pero siempre estaba llena de gente. Como por la mañana la gente está visitando la ciudad, fue todo un lujo tenerla para nosotros solos…
A mediodía empezamos a tener hambre, así que nos vestimos y comimos en los diferentes puestos que hay por todos los lados, mientras íbamos mirando las tiendas de souvenirs.
Hay muchísimas tiendas para comprar todo tipo de recuerdos… y en todas tienen las mismas cosas…
Nosotros nos decidimos por comprar camisetas, tanto para nosotros como para llevar a la familia y amig@s. Un regalo original, barato y útil.
A última hora de la tarde, mientras tomábamos una cerveza, a David se le ocurrió entrar a cortarse el pelo en una peluquería que había al lado.
Además de hacerle un corte chulísimo por menos de 3€, fue el inicio de un ritual de David en cada uno de nuestros viajes: intentar cortarse el pelo en cada país que visitásemos.
También, ese día, nació otro de nuestros imprescindibles cuando visitamos un sitio: comprar un cuadro a algún artista en la calle o hecho a mano por alguien local.
Tuvimos que regatear con el artista, ya que habíamos gastado casi todo nuestro dinero en los regalos. Necesitamos dejar lo justo para cenar, y no tener que volver a cambiar dinero…
Fuimos a cenar a nuestro puesto del callejón, un sitio que nos encantaba y era muy barato. Por supuesto, no podíamos irnos sin comernos nuestro último pad thai, aunque esta vez, además, pedimos también algo de comida india.
Después de cenar, nos fuimos al hotel a dormir. Al día siguiente teníamos que madrugar, ya que nuestro avión de vuelta a España salía a las 10:00.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 18 días en Tailandia.
