Por fin llegó el día tan temido por Sandra. Los dos teníamos muchas ganas de hacer este trekking. Nos habían avisado que era muy duro… que había que estar en muy buena forma física, . Además, estábamos en pleno invierno…
Sandra dudaba que fuese a llegar a la cima y ver la famosa imagen de las Torres del Paine. Optó por no pensarlo e ir paso a paso, sabía que, en caso de necesitarlo, podría quedarse en alguno de los puntos de parada o refugios que hay en el camino, esperando al grupo.
El máximo de personas para este trekking, con Patagonia Planet, con quien contratamos esta excursión, es de 6 personas, y el mínimo es de 2.
Aunque nosotros nos cruzamos con grupos más grandes de otras agencias, según nuestra experiencia, creemos que el grupo máximo debería de ser de 6 personas por guía. Especialmente en invierno, con el camino nevado y helado, es difícil que todas las personas mantengan el mismo ritmo y orientación. El guía tiene que estar muy pendiente de todos e intentar mantener al grupo cerca constantemente, pudiendo reaccionar ante cualquier posible contratiempo.
Vinieron a buscarnos muy temprano. Fuimos los primeros que recogieron. El grupo tenía que salir de Puerto Natales a las 7:00, como muy tarde.
El trayecto hasta la entrada del Parque Nacional de Torres del Paine, donde se compra la entrada, dura 1 hora y 30 minutos.
Esta excursión nos costó 70.000 CLP por persona. Dura todo el día, volviendo al atardecer, entre las 17:00 y 18:00.
El precio incluye: transporte compartido, guía trekking bilingüe inglés/español y box lunch (agua mineral, fruta natural, galletas, zumo y sándwich). En caso de que se necesite, también te facilitan, sin coste: bastones, capas para el agua, polainas y crampones.
El box lunch te lo dan al montarte en la furgoneta, para que lo guardes directamente en tu mochila.
El precio de la excursión no incluye la entrada al parque Nacional Torres del Paine, que cuesta 11.000 CLP por persona. La entrada es válida para 3 días, siempre que, al pagar, se indique que se va a regresar al día siguiente. Así, te sellarán el ticket y podrás utilizarlo nuevamente.
Al contratar este tipo de excursiones, hay que tener en cuenta que, si el sendero está cerrado por CONAF el día anterior, debido a las condiciones climáticas, se anula la excursión y te reembolsan el total del precio. Pero si se viaja hasta el parque y el sendero está habilitado, pero no en su totalidad, debido a acumulación de nieve, por ejemplo, no se hace reembolso.
Para reservar, se tiene que pagar por adelantado, a través de una transferencia o rellenando un formulario de autorización de cargo de tarjeta de crédito.
Si eres amante del trekking y dispones de más días, en temporada de primavera y verano, es decir, de octubre a abril, se pueden hacer las famosas rutas W y O.
Podéis encontrar más información del Parque en la web de CONAF.
Volviendo a nuestra aventura, desde la entrada al Parque, la furgoneta te lleva al punto de partida, al Hotel Las Torres, que en inverno está cerrado, al igual que todos los refugios de la zona.
Una vez nos bajamos de la furgoneta, sentimos el frío helador. A pesar del sol, la sensación térmica era de mucho frío. Lo primero que hicimos fue ponernos la ropa de abrigo, las polainas y regularnos los bastones. Los crampones los metimos en la mochila para cuando los necesitásemos, que fue al poco de empezar el trekking.
Antes de partir, el guía nos advirtió: “Lo que le pase a uno, le pasa al grupo. Si uno se rompe la pierna, el grupo se rompe la pierna y hay que bajar, aunque no se haya llegado a las torres”.
Aunque en un principio pensamos que exageraba, las condiciones invernales hicieron que entendiésemos perfectamente que teníamos que ir todos juntos, cuidándonos unos de otros.
El camino era duro, pero era algo que ya nos habían dicho. Eso sí, con el frío que hacía fue más díficil de lo que pensábamos.
A la media hora de empezar, subíamos por riachuelos helados, resbalándonos e intentando mantener el equilibrio. Cuando no daba el sol, el frío era insoportable.
Desde el punto de partida hasta la primera parada, el refugio chileno, se pasa por un desfiladero, en el que, al no dar el sol, todo el camino era hielo… no vamos a decir que no fue peligroso, ¡porque sí que lo fue… pero fue todo un reto cruzarlo sin caernos!
Después de la parada en el refugio chileno, el camino seguía a través del bosque. Menos duro, ya que, aunque había mucha nieve, apenas había hielo. Este tramo hay que ir muy atento del guía, ya que las señalizaciones para seguir el camino son menos visibles por la nieve.
Cuando llegamos a la segunda y última parada, El Mirador Base Las Torres, estábamos muy cansados, pero muy ilusionados por estar tan cerca de las torres.
El último tramo, el más duro, fue horrible… la pendiente, el hielo, la nieve… todo dificultaba andar a un buen ritmo y la cuesta final se hacía cada vez más larga…
En este tramo es donde el grupo se separó más… nosotros fuimos encabezando el trekking… la emoción nos hizo acelerar más que al resto… y mereció la pena!!!
Llegar a la base de las Torres del Paine, sin nadie, los dos solos, fue todo un regalo y un lujo…
Sinceramente, no creíamos que lo íbamos a conseguir… por eso, al llegar, la sensación de satisfacción fue doble.
A pesar de ser conscientes de que era invierno, nos sorprendió ver la laguna helada. Habíamos visto muchas fotos en las que destacaba el contraste de colores de la laguna con las torres. Pero verlo así, todo blanco, es otra manera que impacta igualmente.
La emoción y la adrenalina hace que, al principio, no sientas el frío, pero allí, a pesar del sol, fue donde más frío pasamos…
Aproximadamente, tardamos unas 6 horas en llegar hasta la base. Evidentemente, la duración depende de varios factores: el estado del camino, época del año, clima, forma física del grupo…
Después de disfrutar de este lugar único, de sacar alguna foto y de almorzar, teníamos que empezar el descenso… en unas 2 horas empezaba a atardecer y teníamos que llegar al punto de partida.
La bajada fue más liviana, aunque dura por el hielo… todos tuvimos algún resbalón en algún momento…
Llegamos a la furgoneta justo cuando estaba atardeciendo. El camino de vuelta a Puerto Natales lo hicimos todos dormidos. Estábamos agotados, pero… ¡LO HABÍAMOS CONSEGUIDO!!!!
Esa noche, cenamos en el apartamento y nos fuimos pronto a dormir. Al día siguiente nos esperaba otro madrugón para hacer otra excursión.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 19 días en Uruguay, Argentina y Chile.
