Nos toca dejar Azerbaiyán para ir a Georgia.
Aunque cuando empezamos a organizar el viaje nuestra primera opción era ir desde Sheki en coche a Tiflis, tuvimos que cambiar de planes. La frontera terrestre aparecía como cerrada. Tras consultar a varios conductores locales, nos dijeron que era impredecible saber si estaría abierta en agosto 2024.
Como no queríamos tener sorpresas y para que los vuelos no subieran mucho de precio, reservamos un vuelo directo entre Bakú y Tiflis con la compañía Azal Airlines, que nos costó, reservando con unos 8 meses de antelación, unos 100€ por persona, con equipaje y asiento incluido.
Así que, desayunamos tranquilos en el hotel en el que habíamos dormido en Çuxuryurd y salimos hacía el aeropuerto con tiempo, ya que no sabíamos como iba a estar el tráfico. Finalmente, en 2 horas estábamos allí. El vuelo era a las 15:00, así que aprovechamos el rato de espera para descansar, comer algo…
El vuelo a Tiflis fue bastante cómodo y corto, menos de 1 hora. Y ya estábamos en Georgia. Pasamos el control de aduanas bastante rápido. No hace falta visado si eres español y tienes un pasaporte en vigor con más de 6 meses.
Desde allí, cogimos un taxi al guesthouse que habíamos reservado, en el centro de la ciudad. Utilizamos la app Bolt. Tanto Bolt como Uber funcionan muy bien en Georgia.
Tiflis sería nuestra base para recorrer Georgia. El guesthouse que habíamos reservado lo regenta una familia muy simpática y amable. Aunque su inglés es justo, se expresan de maravilla con gestos y sonrisas y nos ayudaron muchísimo. De hecho, esa misma tarde, nos acompañaron al supermercado que había unas calles más abajo, para tratar de encontrar productos sin gluten.
Aprovechamos a hacer acopio de bastante comida para nuestra estancia en Georgia. Tuvimos que pasar bastante tiempo en el supermercado, para entender las etiquetas y encontrar productos sin gluten. La sorpresa fue que tenían cerveza sin gluten, que no esperabamos encontrar en todo el viaje.
Dejamos la comida en el guesthouse y nos fuimos a dar un paseo tranquilos por el centro, sobre todo por la zona de la torre del reloj. Justo cuando llegabamos, era hora punta, así que vimos su pequeño espectáculo…
Tras el paseo, fuimos a descansar, para seguir exprimiendo la ciudad al día siguiente con más calma.