Despertamos en Qabala y tras desayunar en el guesthouse, nos dirigimos hacia Sheki.

Esta ciudad está aproximadamente a 1 hora en coche por una carretera bastante buena. Lo más interesante de Sheki, además de pasear por su calle principal, llena de tiendas y puestos, es ver el Sheki Khan Palace y el Caravansaray.

El Palacio de los Kanes fue construido en 1797 por Muhammed Hasayn Khan Mushtaq, para albergar a los Kanes de Sheki como residencia de verano. Fue restaurado en la decada de los 50.

Una vez llegas al complejo, hay un parking, desde el cuál, tras cruzar la muralla, se llega hasta el palacio, tras subir varias cuestas. Enfrente del palacio, hay un quiosco donde comprar los tickets. Es el único sitio donde encontramos cola y tuvimos que esperar. La entrada cuesta 9 AZN por persona. También puedes contratar un guía por 3 AZN. Al comprar la entrada, hay que dar tu nombre y esperar, para que desde la entrada te llamen, ya que caben pocas personas dentro.

Tras esperar unos 20 minutos de cola y otros 20 minutos para que nos llamaran entramos a ver el interior del palacio. En el exterior se pueden hacer fotos, pero no en el interior.

La visita se hace en apenas 15 minutos y se puede disfrutar del colorido interior de las estancias.

Desde allí, fuimos a ver, en Sheki el Caravansaray. La entrada es gratuita y se puede ver el lugar donde antiguamente paraban los comerciantes de la ruta de la seda.

Tras visitar Sheki, volvimos hacia Qabala, para comer en el restaurante del lago, donde habíamos estado el día anterior y comimos bien.

Y desde allí, nos dirigimos hacia el pueblo de Lahic, en las montañas. La carretera a Lahic está en renovación, por lo que nos costó más de 2 horas llegar. Los paisajes son preciosos y completamente diferentes al resto del país, tan desértico.

A unos 4km ante de llegar a Lahic, hicimos una parada en el Rope Bridge, un puente colgante que cruza el río y que nos apetecía mucho visitar. Cruzarlo cuesta 2 AZN por persona. No es apto para personas con vértigo, ya que el puente es alto, largo y se mueve bastante. Las vistas son increíbles, con las montañas, cascadas y el propio río.

Tras cruzar el puente (ida y vuelta) nos dirigimos a Lahic. Un pueblo antiguo de apenas 100 habitantes, con casas antiguas y muchos puestos de comida tradicional, especias… Es un lugar tranquilo para callejear por sus calles principales.

Desde allí, fuimos hacia Shamakhi, para dormir en Çuxuryurd, a unos kilómetros de la ciudad. No hay muchas opciones baratas para dormir en Shamaki, por lo que elegimos el hotel Sultan Makan, un lugar tranquilo, con columpios, restaurante e ideal para pasar una noche.

Aquí pasamos nuestra última noche en Azerbaiyán, ya que al día siguiente cogeríamos el vuelo a Georgia.