Si no te gusta el arroz, este no es tu destino. Durante todo el viaje, pero, en especial en Tíbet, comimos muchísimo arroz.

Cuando decidimos viajar al Tíbet, sabíamos que teníamos que hacerlo con una agencia autorizada. Al buscar agencias, hicimos lo que hacemos en la mayoría de nuestros viajes: explicar qué es la celiaquía, cuáles son nuestras necesidades, adjuntando una de nuestras tarjetas y diciendo qué es un punto muy importante para nosotros. Tratamos de enfatizar que es una enfermedad y que no lo estamos pidiendo como algo opcional o por capricho.

Elegimos Tíbet Vista. El principal motivo es que era una agencia local tibetana. Pero, además, en lo relativo a la celiaquía, fueron bastante honestos diciéndonos que, aunque sería complicado, nos ayudarían durante toda la ruta, tanto en los hoteles como en los restaurantes. La parte positiva de viajar con la agencia es que el guía nos ayudaba, sobre todo por el idioma, explicando nuestras necesidades siempre que lo necesitamos.

En el caso del Tíbet, también tuvimos que desenvolvernos solos en algún momento, ya que, sobre todo en Lhasa, podíamos comer o cenar por nuestra cuenta.

Los desayunos los hicimos en los hoteles. En general, todos tenían productos genéricos como frutas, café y zumo. Además, en todos, tratamos de pedir huevos en una sartén limpia. Lo acompañábamos con galletas sin gluten que habíamos llevado en el equipaje.

Para las comidas y las cenas, durante la ruta, nos llevaron a pequeños restaurantes en el camino. Allí, el guía nos ayudó para que nos sirvieran un plato limpio de arroz blanco, verduras o algo de carne a la brasa.  No pudimos probar, por tanto, los platos típicos: los momos, las sopas de verduras con fideos, los postres hechos a base de masa de harina frita…

tibet sin gluten free everest
Comida en nuestra ruta por Tíbet

Durante nuestra estancia en Lhasa, hicimos varias comidas y cenas por nuestra cuenta. En alguna ocasión, tomamos batidos sustitutivos sin gluten que llevábamos y, en otras, probamos a cenar en algún restaurante.

En Lhasa, fuimos a 3 sitios en los que, en cierta medida, pudimos comer con seguridad:

Restaurante LaSaChuFang

Buscamos este restaurante del que habíamos leído alguna reseña positiva. Está en una primera planta de la calle que lleva a la calle Barkhor, cerca de la plaza donde se encuentra el templo Jokhang.

Tardamos un rato hasta que conseguimos que alguien que hablaba algo de inglés pudiera atendernos. Con la ayuda de nuestras tarjetas, traducidas en chino y en inglés, nos hicimos entender. Sólo nos pudieron ofrecer una especie de pad thai de arroz con verduras. Aunque acertaron en hacerlo libre de gluten, nos olvidamos pedirles que fuera libre de picante… y salimos echando fuego por la boca.

Cenar aquí nos costó unos 70 CNY (unos 7€).

Tibetan Family Kitchen

Está situado en la calle Barkhor, al lado derecho si miras de frente hacía el templo Jokhang. Un pequeño restaurante con una terraza en la parte superior desde la que se tienen buenas vistas.

Aunque tuvimos que explicar qué era la celiaquía y nuestras necesidades, con ayuda del guía, tenemos la impresión de que no era la primera vez que lo escuchaban.  Aún así, tratamos de incidir en lo relativo a la contaminación cruzada. Fueron muy amables y comimos muy tranquilos.

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Tibetan Family Kitchen en Lhasa

De hecho, aunque habíamos comido con todo el grupo por la mañana, ese mismo día repetimos y volvimos para cenar. Es el lugar que recomendaríamos en Lhasa.

Pagamos, por cenar 2 personas, 95 CNY (unos 10€).

Burger King

Probamos suerte una de las noches. Aunque hubiera sido toda una sorpresa que tuvieran pan sin gluten y haber podido comer una hamburguesa, al menos, sus patatas no tenían gluten y estaban hechas en una freidora específica. Así que, eso cenamos: patatas fritas.

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Burger King de Lhasa

Tuvimos que re-cenar algo de nuestra comida al llegar al hotel, pero al menos, pudimos cambiar de sabor.

Pagamos por las patatas unos 40 CNY (unos 4€).

Comer sin gluten en Tíbet no es fácil. Te recomendamos llevar comida en la mochila desde España. En los supermercados y tiendas, vimos productos genéricos como frutas, etc. pero no vimos ningún producto sin gluten, tipo galletas. Nosotros llevábamos galletas y snacks sin gluten. Además, aunque dudamos hasta el último minuto, facturamos una pequeña botella de salsa de soja sin gluten. No nos arrepentimos de llevarla, ya que nos permitió dar un toque al arroz blanco que tanto comimos (y que comerás si viajas aquí). La parte positiva: lo encontrarás en muchísimos lugares.


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