Habíamos visitado Estambul en la escala de nuestro viaje 21 días en Kirguistán, Tayikistán + GBAO y Uzbekistán.

Sin embargo, en ese momento no seguíamos una dieta sin gluten, por lo que pudimos probar las famosas meatballs, los bocadillos de caballa… sin preocuparnos por el gluten.

Unos años después, ya como celiaco, yo (David), viajé por trabajo un par de días a Ankara. Mi sensación, en esos días, fue que, en general, no conocen la celiaquía. Te cuento mi experiencia:

Ankara

En el centro donde impartimos una conferencia, sirvieron un buffet del que poco pude comer, más allá de fruta. Como siempre, me había llevado una alternativa a base de galletas y snacks sin gluten.

En el resto de sitios, sí que pude comer opciones sin gluten:

  • Movenpick Ankara

Nos alojamos en este hotel internacional.  Cuando llegué al restaurante del hotel, saque mi tarjeta explicando lo relativo a la dieta sin gluten, pero el camarero conocía perfectamente la celiaquía y no me hizo falta dar muchas más explicaciones. Incluso tenían pan sin gluten. Pude cenar y desayunar en el hotel con tranquilidad.

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Cena en Movenpick

Fuera del hotel, tuve dos cenas de trabajo en los siguientes restaurantes:

  • Günaydın Steakhouse

Aquí sí tuve que explicar, con ayuda de mis compañeros de trabajo turcos, lo relativo a la contaminación cruzada, su importancia y cómo gestionarlo. La parte positiva es que muchos platos del restaurante eran de carne a la brasa, sin salsas ni especias, por lo que pude tomar varias opciones. Pude probar algún otro plato de verduras. Para el resto de comida, los propios camareros me dijeron que no podían asegurar las trazas y que preferiblemente no los tomara. Fueron atentos y pude cenar tranquilo. De postre me prepararon una variedad de frutas.

  • Uludağ Kebap

Uno de los restaurantes más conocidos de Ankara de, donde dicen, son originarios los primeros Kebaps. Aquí tuve que esforzarme no sólo para explicar la celiaquía, sino para que no se ofendieran por «destrozar su receta», ya que fuimos quitando ingredientes hasta dejar prácticamente la carne y poco más. La receta original no lleva pan, por lo que así fue más fácil.

Fue una pena no probar el Kebap en su forma tradicional, con todos sus ingredientes, pero, al menos, pude cenar algo, lo cual me dio no sólo tranquilidad a mí, sino a mis compañeros.

Este último punto es importante. Cuando viajas con gente que no está acostumbrada a nuestras restricciones alimentarias, como nuestra familia o amigos, es complicado, no sólo para ti, sino para ellos. Pueden pasar un mal rato por ver que no puedas comer todo lo bien que te gustaría. Yo, al menos, intento ponerlo lo más fácil posible, buscando sitios seguros, donde poder comer todos y también siendo comunicativo y siendo positivo. Esto me ayuda a mí y a los demás.


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