En general, la enfermedad de la celiaquía no es muy conocida en Tanzania. Tienen otros problemas más relevantes. Eso sí, es muy probable que hayan oído hablar de ella y, sobre todo, de la dieta sin gluten, por los turistas.
La principal ventaja es que podrás encontrar muchos productos genéricos sin gluten en los mercados. Vienen directos desde las huertas o los cultivos locales. La desventaja es que se venden muchos productos procesados a precios económicos y su consumo está aumentando. Además, la contaminación cruzada campa a sus anchas.
Los lodges de los safaris pueden adaptar algunos platos y preparan cajas de comida sin gluten para llevar. Avisando con antelación y explicándolo en el propio lodge, debería ser relativamente sencillo.
En Zanzíbar, sin embargo, podrás encontrar más facilidades, ya que hay muchos hoteles y resorts que están acostumbrados a servir platos más elaborados, cumpliendo con las restricciones alimentarias de muchos clientes.
Nosotros, informamos por e-mail antes de viajar a la agencia que organizó nuestra ascensión al Kilimanjaro y el safari. También a los propios hoteles. A todos les preguntamos si era posible comer de manera segura para nosotros y les dimos la máxima información posible.
Nuestro objetivo, como siempre, es que nos podamos sentir seguros en nuestro viaje, pero también que los establecimientos conozcan la celiaquía y lo que ello supone. Queremos que nuestra experiencia pueda ponérselo más fácil a otros celiac@s.
A continuación, te contamos nuestra aventura sin gluten en Tanzania:
Moshi
Antes de ir a Moshi, leímos que era difícil encontrar restaurantes aptos para celiacos en la ciudad. Encontramos alguna opinión, de los siguientes restaurantes, indicando que tenían opciones sin gluten:
- Mimosa Restaurant
- More Than A Drop Restaurant
- Mountain Inn – Indian Restaurant
Nosotros no los visitamos. Pasamos por el Mimosa Restaurant, pero en el momento de nuestro viaje (agosto 2021) estaba cerrado.
En nuestro caso, sólo comimos en el restaurante del hotel Parkview Inn., donde tuvimos que explicar todo lo relativo a la celiaquía.
Para desayunar, tomamos fruta y nos hicieron huevos fritos y tortilla en una sartén limpia con aceite nuevo.
Para comer, tras mirar con detalle toda la carta y comentarla con la camarera, llegamos a la conclusión que el pollo con patatas fritas era la opción más segura y sencilla. Eso sí, estaba riquísimo y, de hecho, repetimos varios días.
El precio: por un plato de pollo con patatas pagamos unos 13.000 CLP (aprox. 4€).
Ruta Kilimanjaro
La ruta merece una explicación extendida que te contamos en «Sin Gluten Kilimanjaro Gluten Free«.
Safari
Habitualmente, los safaris en Tanzania están organizados en paquetes que incluyen estancias en lodge, de categoría superior, o en campamentos en tienda con cocinero.
Nosotros al haber contratado sólo dos días de safari, pasamos una noche en lodge. Este tipo de alojamiento, en general, cuenta con todas las comodidades y atenciones. Una vez informes sobre tus restricciones, harán todo lo posible por adaptar los platos.
Respecto a los campamentos, nos consta que son bastante personalizados y con mucha atención al cliente, por lo que, aunque no será tan sencillo como en los lodges, seguramente no será tan complicado como en la ascensión al Kilimanjaro. Te recomendamos que te informes antes de coger un paquete organizado de este tipo, preguntando si tienen opciones para celiacos. En caso afirmativo, trata de dar y recibir toda la información que necesites para sentirte seguro.
Te contamos nuestra experiencia de dos días de safari:
En la entrada de Tarangire paramos en una cafetería. Vendían snacks, helados, bebidas. Toda la comida que vendían tenía gluten, aunque pudimos tomar un café.
Para comer, en la mayoría de safaris, al pasar el día fuera, te preparan, ya sea desde la agencia o desde el alojamiento, una caja de comida (lunch-box). No esperes gran cosa, pero cumplirá su función.
En el Tarangire, nuestro guía de Popote nos llevó el lunch-box y muchos de los productos no eran aptos para celiacos. Lo comentamos al guía y a la agencia, para que pudieran mejorar este tema en el futuro. Aunque pudimos comer una parte del lunch-box, tuvimos hambre enseguida… Menos mal que, como siempre, llevamos unas galletas y snacks sin gluten. Te recomendamos, por tanto, que lleves algo de comida sin gluten como plan B.
La cena, la tomamos en el lodge, Marera Valley Lodge. Aunque habíamos avisado por e-mail sobre nuestras restricciones, allí tuvimos que repetirlo de nuevo. Además, les dejamos una de nuestras tarjetas en el restaurante para que la leyeran y nos consultaran si tenían alguna duda. Nos atendieron muy bien y adaptaron los platos que no eran aptos, explicándonos todo con detalle para nuestra tranquilidad. Nos trajeron pan sin gluten e, incluso, nos dieron la receta de cómo lo habían hecho. La atención fue muy buena.
Al día siguiente, tomamos allí mismo el desayuno. Tenían varios platos preparados en un buffet, aunque nos avisaron, nada más llegar, que no eran aptos. Sin embargo, había una gran variedad de fruta. Además, nos prepararon pan sin gluten con mantequilla.
El lodge también preparó el lunch-box que tomaríamos en la visita al Ngorongoro. Tal y como estaba marcado en la caja, todo era sin gluten y apto para celiacos.
Aunque tuvimos que insistir, la atención y el resultado de la comida en el lodge fueron muy buenos.
Zanzíbar
Antes de elegir hotel en Zanzíbar, estuvimos mirando distintas opciones y leyendo opiniones de otros viajeros. Vimos que había muchos hoteles y resorts en los que ofrecían comida para celiacos o que adaptaban sus platos. Además, leímos que muchos restaurantes ofrecían sobre todo pescado o marisco a la parrilla, lo que debería hacer más sencillo comer allí.
Nos llamaron la atención dos hoteles que, según algunas opiniones que leímos, parecían tener opciones sin gluten:
El primero, el Mangrove Lodge, al norte de Stone Town. Como íbamos a pasar una noche en la costa oeste, elegimos este alojamiento. Sobre el hotel hablamos en nuestro post de Consejos Prácticos Tanzania, pero aquí te contamos nuestra experiencia con la comida.
Antes de ir, preguntamos si tenían opciones para celiacos y nos dijeron que no había problema. Al llegar, como siempre, comentamos nuestras inquietudes de la comida con la dueña, que, según nos comentó, tenía intolerancia al gluten. Nos explicó todo muy bien y nos quedamos bastante tranquilos. Pero, una vez allí, la atención y predisposición para responder nuestras dudas por parte de la dueña no fue muy buena. Además, las camareras no hablaban inglés y fue complicado hacerse entender. Finalmente, conseguimos pedir platos sencillos de pescado, tanto para comer como para cenar.
Para desayunar, al día siguiente, no tenían muchas opciones sin gluten. El desayuno nos pareció algo pobre y que, en relación con el precio de este alojamiento, deberían mejorar.
Aunque reconocemos que comer en este hotel puede ser una opción segura, no tuvimos algo que es importante para un celiaco cuando va a un restaurante: tranquilidad. Si volviéramos a esta zona de la isla, buscaríamos otras opciones, ya que, la atención, en general, tanto en la comida, como en el resto de aspectos, no nos gustó demasiado.
El otro hotel que nos llamó la atención fue: Aurora Boutique Hotel, en Jambiani. Tenía buena relación calidad-precio y estaba valorado como uno de los mejores restaurantes de la isla.
Además de las buenas opiniones que habíamos leído, antes de viajar, la dueña del hotel, Marisa, nos contestó de manera muy detallada a todas nuestras preguntas sobre la comida.
Una vez allí, Simone, el marido de Marisa y chef del hotel, nos ayudó con nuestras inquietudes y nos dejó tranquilos desde el primer día.
Nos ofreció adaptar todos los platos en los que fuera posible hacerlo. Y así lo hizo durante toda nuestra estancia. Sus platos están riquísimos y, además, adaptados para celiacos. Nos hizo sentir muy cómodos. Tanto, que no probamos otros restaurantes de la zona. Queríamos unos días de tranquilidad y relax en Zanzíbar, también en la comida, y aquí los tuvimos.
Si viajas a Jambiani, o a la costa este de Zanzíbar, te recomendamos que visites su restaurante. Puedes comer o cenar allí aunque no estés alojado. Y, seas o no celiaco, sus platos son deliciosos y están preparados con mucho gusto y mimo.
Fue todo un acierto.
Aunque no fue fácil, comimos mejor de lo que pensamos en Tanzania. Creemos que quizás fue por la combinación de: una mente positiva, optimista y abierta, por tener paciencia, por ir preparados con comida desde casa y por el trabajo antes de ir y durante la estancia, contando nuestras necesidades de la manera más sincera y amable que pudimos.
El resultado fue bueno y, es que, ¡si quieres, puedes!
Puedes leer nuestro artículo sobre viajar sin gluten al techo de África en la web de FACE.