Nos despertamos en una especie de nube. Estábamos en una cama y nos parecía que todo lo que habíamos vivido era un sueño. ¡Pero no! ¡Habíamos subido el Kilimanjaro!
También nos dimos cuenta que era real, al ver nuestros pies, aún con las heridas de la bajada de la cumbre. A pesar de ello, dormimos bastante bien.
Nos levantamos sobre las 8:00 y nos dimos de nuevo una ducha, un privilegio que no habíamos tenido durante 7 días. Recogimos toda la ropa del trekking e hicimos la colada en el hotel.
Después, aprovechamos toda la mañana para relajarnos, escribir a la familia y amig@s, darnos un baño en la piscina del hotel, tomar algo… un merecido descanso.
Para comer, volvimos a repetir pollo con patatas en el restaurante del hotel. Después, quedamos con Shani para dar un paseo por Moshi. Nos propuso hacer de guía, esta vez en la ciudad.
Sobre la seguridad en Moshi, nos dijeron que la ciudad era segura de día, salvo en algunas zonas como los Downhills, al sur de la torre del reloj. También nos recomendaron no visitar la ciudad de noche y que, en cualquier caso, era mejor visitarla con alguien local. La verdad, es que, así lo recomendamos.
En la ciudad hay muchas personas buscándose la vida. Todos quieren vender sus productos o sus servicios y, en algunos momentos, era difícil andar sin tener que pararte para decir que no te interesaba. Al ir con Shani, nos pararon algo menos, aunque, aún así, lo hicieron en bastantes ocasiones.
Shani nos llevó por varias calles. Todas ellas eran un vibrante y colorido mercado al aire libre, aunque también un poco abrumador. Había productos de todo tipo y estaba lleno de gente.
Visitamos una zona conocida como el mercado local. Aunque, en general, a nosotros, todo el paseo nos pareció un inmenso mercado.
Visitamos algunos puestos de comida en los que, según nos explicó Shani, compraban la comida para los trekking. Nos estuvo haciendo preguntas relacionadas con la comida y la celiaquía, para tratar de mejor en el futuro con otros clientes celíacos.
Tras el paseo, volvimos al hotel, tomamos algo con Shani y nos despedimos, deseándonos mucha suerte para el futuro.
Antes de la cena, vino al hotel el conductor-guía que nos llevaría, los dos días siguientes, de safari. Aggrey se presentó, nos contó el itinerario y nos dio algunos consejos.
Cenamos algo en el hotel, recordando con nostalgia la ruta al Kilimanjaro y nos fuimos a descansar. Nos esperaba otra aventura totalmente diferente.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 17 días en Tanzania.