Millenium Camp – Mweka Camp – Mweka Gate – Moshi.
Distancia a recorrer: 14 kilómetros
Duración: 7 horas
Desnivel: de 3.800 msnm a 1.350 msnm
Dormimos muy bien en Millenium Camp. El día anterior había sido muy intenso y necesitábamos descansar.
Era nuestro último día en la montaña. Nos lavamos y desayunamos tranquilos. El día anterior habíamos preguntado a nuestros guías cuál era el mejor momento para dar propinas al equipo y nos sugirieron que tras el desayuno, así que aprovechamos a hacerlo entonces.
Las propinas, aunque no son obligatorias, sí son una costumbre muy fuerte y hay, incluso, unos baremos mínimos para la ruta, en función de si es porteador, guía… etc. Nosotros antes de ir, preguntamos y consultamos en varias fuentes. Todas recomendaban una propina de entre un 10% y un 20% del coste de la ruta. Nosotros seguimos esa recomendación y tratamos dar una cantidad con la que nos sentimos cómodos, dentro de nuestras posibilidades.
Tras dar la propina a todos y cada uno de los miembros, nos hicimos una foto de grupo en el campamento.
Después, empezamos el descenso. El camino hasta Mweka Camp duró unas 2 horas por un camino de piedras. No era resbaladizo, pero se nos hizo duro. Teníamos agujetas del día anterior y, además, teníamos las uñas destrozadas de la bajada de la cumbre.
En Mweka Camp hicimos una pequeña parada para ir al baño y sacar de nuevo los bastones de montaña, que llevábamos 2 días sin usar.
El camino desde Mweka Camp hasta el final del recorrido, en Mweka Gate, fue muy duro.
Aunque está muy bien señalizado con troncos a los lados, discurre por una húmeda selva tropical, lo que hace que el camino sea muy resbaladizo.
Nos ayudamos de los palos para tratar de no resbalarnos y para ayudar a nuestras maltrechas piernas y pies.
Este tramo es bastante bonito, con una fauna diferente y preciosa. Además, pudimos ver monos saltando sin parar de árbol en árbol.
La última parte de la ruta es un camino-carretera de barro, por el que andábamos, agotados, deseando llegar.
Tras 4 horas desde Mweka Camp, llegamos por fin a la puerta de salida: Mweka Gate.
Allí, nos hicimos nuestra última foto de la ruta en un cártel similar al que habíamos visto en todos los campamentos.
En ese punto, hay unas instalaciones muy modernas, donde los guías fueron a recoger nuestro certificado por haber llegado al Kilimanjaro. También había unas mesas para comer, baños, etc.
Un poco más abajo, hay una zona de duchas y baños para los porteadores y, justo enfrente, una tienda de souvenirs y bebidas. Fuera, según salimos por la puerta, había muchos puestos de ropa de montaña de segunda mano, comida, etc.
Nosotros, nos montamos en la furgoneta y fuimos a comer a unos kilómetros de allí. Saddick, el cocinero, había preparado la comida: pollo con patatas, tortilla y fruta.
Comimos tranquilos y aprovechamos a comprar un cuadro del Kilimanjaro en uno de los puestos de artistas locales que había allí mismo.
Después salimos hacía Moshi. Llegamos a la sede de Popote, donde nos despedimos de los porteadores y recibimos el certificado sellado de nuestra ascensión al Kilimanjaro. También estuvimos con Sabino, el dueño de Popote, que nos felicitó y se preocupó de que todo en el viaje fuera bien. Finalmente, fuimos al hotel, donde nos despedimos de los guías.
Fue una pena despedirse de todos ellos, ya que nos habían ayudado muchísimo y habíamos compartido con ellos una experiencia inolvidable.
Nada más entrar en la habitación del hotel, nos dimos una ducha que nos supo a gloria. Tuvimos que ducharnos hasta 3 veces para conseguir que no saliera agua marrón de nuestro cuerpo. Fue todo un regalo. También lo fue tomarnos algo fresquito en el restaurante del hotel.
Estábamos destrozados, con muchas agujetas, dolor de pies y cansancio, así que tras curarnos las uñas, nos tumbamos en la cama….y caímos redondos. Un merecido descanso.
Para ver el itinerario completo de nuestra ruta por el Kilimanjaro, entra en Día 1 a 7: Ruta Kilimanjaro.