Barafu Camp – Stella Point – Uhuru Peak – Millenium Camp.

Distancia a recorrer: 6 kilómetros (subida) + 7 km (bajada hasta Millenium)

Duración:  6 – 8 horas (subida) + 4 horas (bajada hasta Millenium)

Desnivel: de 4.640 msnm a 5.900 msnm a 3.800 mnsm

¡Había llegado el gran día!

Nos levantamos a las 4:00. Apenas habíamos dormido 3 horas. Aunque habíamos intentado descansar, estábamos nerviosos. Además, no era fácil dormir bien a esa altitud y con ese frío.

Desayunamos poco. Lo justo para tener energía y para evitar muchas nauseas por el mal de altura.

Aunque dormimos con parte de la ropa con la que subimos, nos pusimos el resto de capas. En total, llevábamos la siguiente ropa:

En la parte de arriba:

  • Camiseta térmica de manga larga
  • Camiseta térmica de manga corta
  • Camiseta fina de manga larga
  • Sudadera
  • Chaqueta de plumas
  • Chaqueta cortavientos Gore-Tex

En la parte de abajo:

  • Malla térmica larga
  • Pantalón de montaña de invierno
  • Pantalón de lluvia

Nos pusimos 3 pares de calcetines: unos finos, unos térmicos y unos de lana merina.

También llevábamos:

  • un buff y una braga polar
  • un gorro de lana, cubierto por las capuchas de la sudadera y de la chaqueta
  • guantes finos (con unos guantes gordos en la mochila por si fueran necesarios)

Además, en la mochila metimos: barritas energéticas, galletas, gominolas y agua. El día de la subida, llevábamos 2 litros, en lugar de los 3 litros de días anteriores, ya que se podrían congelar por el frío. Las Nalgene, que iban cubiertas con calcetines para evitar la congelación del agua, nos las llevaron los guías para ahorrarnos algo de peso.

Metimos también pilas de repuesto para nuestros frontales: las baterías se descargan mucho antes con el frío. Para mantener la batería de los móviles durante más tiempo, llevábamos, junto a ellos, calentadores de manos.

Empezamos con mucha expectación y nervios la subida, en plena noche, desde Barafu. No se veía nada, salvo la luz de nuestros frontales. Íbamos muy despacio, en fila india: primero Kelvin, luego David y Sandra, y, por último, Shani.

Era una sensación desconcertante. No sabíamos que teníamos a nuestro alrededor, más allá de los pocos metros que alcanzaba la luz. Esta parte de la ruta era un tramo de rocas que nos llevó 1 hora, hasta que llegamos a una zona más llana en la que había otro campamento no oficial (Kosovo), a unos 4.800 msnn, y donde estaban los últimos baños antes de continuar a la cima. Paramos un momento y continuamos la ascensión.

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Empieza el ascenso

Desde allí hasta Stella Point, la ascensión fue una dura subida zigzagueante en terreno de piedra fina y arena.

Al cabo de un rato empezó a amanecer. Poco a poco el camino era más visible y el horizonte detrás nuestro, alrededor del monte Mawenzi, se iba volviendo naranja. Seguíamos despacio, sin parar mucho, ya que teníamos que continuar, pues quedaba un largo camino hacía la cima.

Nos paramos brevemente para ver salir el sol por encima de las nubes. Fue un amanecer espectacular. Aunque no nos deleitamos como nos hubiera gustado. Había que continuar pole pole hacía la cumbre.

 

Aunque no tuvimos ningún síntoma grave por el mal de altura, era complicado andar por la falta de oxígeno. Cada paso costaba un gran esfuerzo. De hecho, David tenía que ir muy lento en la segunda mitad del camino hacía Stella Point. Kelvin cogió su mochila para que pudiera tener algo más de energía. A pesar de ello, sólo hicimos un par de paradas breves.

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Una parada en el camino
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Disfrutando de la vistas del monte Mawenzi

La última parte, hasta llegar a Stella Point, se nos hizo muy dura a ambos. Sólo faltaban unas decenas de metros que se nos hicieron interminables.

 

Además, mientras nosotros subíamos, bajaban varias personas en no muy buenas condiciones, con síntomas evidentes de mal de altura, lo que no animaba demasiado a seguir adelante.

Pero, con toda nuestra fuerza mental, seguimos adelante y llegamos a Stella Point, a 5756 msnn.

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Stella Point, a 5756 msnm

La llegada fue muy emocionante. Se nos saltaban las lágrimas de la emoción. ¡Habíamos llegado! Todo el esfuerzo que había supuesto toda la ruta, y ese día en concreto, habían merecido la pena…

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Cráter Kilimanjaro

Desde allí, las vistas eran imponentes. Se veía el cráter del Kilimanjaro y los glaciares que lo rodean al fondo. En la parte de abajo, se veía Gilman´s Point, un punto de subida en la ruta Marangu. Arriba, a lo lejos, se veía Uhuru Peak, la cumbre del Kilimanjaro.

Nos hicimos unas fotos en Stella Point y comimos unas galletas para coger energía. También nos quitamos algunas capas de ropa, que nos hicieron encontrarnos mucho mejor, tal y como nos habían recomendado los guías. Quizás teníamos que haberlo hecho algo antes de llegar a Stella, ya que, tras salir el sol, no hacía tanto frío y el oxígeno no llegaba con tanta ropa a nuestros músculos.

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Un glaciar del Kilimanjaro sobre un mar de nubes

Desde Stella Point a Uhuru Peak hay, aproximadamente, 1 kilómetro de distancia y unos 200 metros de desnivel. Sin embargo, mucha gente no es capaz de hacer este tramo final, pues el esfuerzo es muy grande y el mal de altura pasa factura.

Nosotros no tuvimos demasiados problemas para hacer este último tramo, aunque se nos hizo bastante largo. Tardamos media hora en llegar, caminando entre hielo, con los glaciares a un lado y el cráter a otro.

 

La sensación de llegar al techo de África es indescriptible. Tras la experiencia de todos los días de la ruta, con momentos buenos y no tan buenos, y con cierta sensación de que quizás no alcances la cima, hacen que conseguirlo sea algo único. Te hace sentir muy especial.

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Uhuru Peak, la cima del Kilimanjaro

Además, el haber empezado la ruta de madrugada, en lugar de a medianoche, hizo que pudiéramos disfrutar de la cima nosotros solos. Allí estuvimos disfrutando, de manera individual y como equipo, y de las increíbles vistas durante casi media hora, lo que fue un regalo extra.

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Shani y Kelvin «volando» en la cima

Nos hicimos unas cuantas fotos y, como se incrementó el dolor de cabeza, empezamos a bajar poco a poco.

En Stella Point, nos estaban esperando Nkude, Goodluck y Zawadi, que habían venido a buscarnos para coger nuestras mochilas y traernos algo de comer. Allí nos cantaron una canción que nos había acompañado durante todo el viaje y que nos encantaba: Jambo Bwana.

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Jambo Bwana

Empezamos a bajar para reducir los efectos del mal de altura y, al cabo de un rato, paramos a comer algo, aunque no teníamos casi apetito. Al menos pudimos descansar un poco y coger energía para la bajada.

En lugar de bajar por el mismo camino zigzagueante, lo hicimos por la ladera de la montaña, haciendo una especie de “sandboard” o resbalando sobre la arena para bajar más rápido.

En muchos tramos, nos ayudaron los porteadores, agarrándonos uno a cada lado. Las piernas y los pies estaban destrozados del esfuerzo. La bajada fue bastante dura.

Además, cometimos el error de no quitarnos un par de calcetines para bajar y la presión de las botas nos provocó moratones en los dedos gordos (lo que hizo que días después se nos cayeran las uñas).

Tras 1 hora y media, extenuados, pero excitados, llegamos al campamento base, donde todos nos felicitaron por haberlo conseguido.

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Barafu Camp

Además, al haber descendido unos 1.200 metros, nos encontramos mejor y comimos en el campamento, con algo de apetito, por primera vez en días.

Estábamos muy contentos y en una especie de nube por todas las sensaciones del día. Aún nos quedaba bajar hasta Millenium Camp, por lo que después de comer, nos pusimos en marcha.

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Descenso desde Barafu Camp

Fueron 2 horas de bajada tranquila, en la que fuimos disfrutando de la charla con los guías y de la satisfacción de haberlo conseguido. De vez en cuando, mirábamos hacia atrás, veíamos la cumbre y seguíamos sin creernos que habíamos estado allí.

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Descendiendo del techo de Africa
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Habíamos estado allí y no nos lo creíamos
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Grandes vistas del Kilimanjaro

Una vez en el campamento, cenamos e hicimos briefing para contar nuestras sensaciones. Todos estábamos muy satisfechos. Agradecimos a nuestros guías todo lo que nos habían ayudado para conseguirlo.

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Llegada a Millenium Camp

Aunque la ruta inicialmente contratada eran 8 días, con la nueva ruta que planificaron los guías, habíamos subido a la cima un día antes. Acordamos hacer el camino de bajada, de 15 kilómetros, en 1 día. Así terminaríamos un día antes y podríamos aprovechar a descansar en Moshi un día entero, por lo que hicimos toda la ruta en 7 días.

Nos fuimos a dormir muy relajados y contentos, con el imponente monte Kilimanjaro enfrente de nuestra tienda.


Para ver el itinerario completo de nuestra ruta por el Kilimanjaro, entra en Día 1 a 7: Ruta Kilimanjaro.