Nos levantamos sobre las 8:00. No teníamos prisa. Habíamos visto la previsión meteorológica el día anterior y habíamos decidido ir directos a Reykiavík, parando únicamente en Borgarnes. Aunque nos daba pena no poder visitar algunos lugares de la península que nos hacía mucha ilusión ver, queríamos disfrutar y no pasar un mal rato por el tiempo. Además, con el viento y lluvia que hacía, era imposible visitar poco o nada.

RUTA (300 km):

  1. Borgarnes
  2. Reykiavík

Aunque amanecía sobre las 10:00, decidimos salir del apartamento a las 9:00. La previsión de viento era mala todo el día, así que tratamos de salir cuanto antes. Sabíamos que íbamos a pasar un mal rato por el viento para salir de la península, pero cuanto antes nos enfrentáramos a ello, mejor. Antes de salir, dimos una vuelta por Hellisandur, para poder ver los conocidos murales del pueblo.

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Murales de Hellissandur

Dudamos si volver por el sur o ir por el norte, pasando por Olafsvík, y cruzar a través del puerto por la 574 y luego la 54 al sur. Elegimos este último camino, ya que, aunque entre montañas, era mucho más corto.

Sólo pudimos ver Olafsvík desde el coche, pero no pudimos disfrutar de todo su encanto. Es un precioso pueblo costero de casas de colores y rodeado de cascadas.

Al igual que Olafsvík, debido al tiempo, no pudimos visitar algunos lugares que teníamos previstos y que esperamos visitar si volvemos a Islandia. Te los indicamos aquí, en caso de que visites la península de Snaefellsnes:

  • Cráter Saxhólar
  • Playa Skardsvík
  • Faro de Svörtuloft
  • Cascada Kirkjufellsfoss
  • Cascada Svödufoss

Hasta Olafsvík, pudimos conducir sin muchos problemas, pero los siguientes 20 km fueron muy duros, con mucho viento, granizo, lluvia… y el coche moviéndose de un lado a otro. Pasado ese mal rato, el tiempo mejoró, aunque no era especialmente bueno.

Dejar la península fue una mezcla de sensaciones: pena, por no haberla podido disfrutar como queríamos, y alivio, por dejar ese tiempo infernal detrás.

Continuamos sin parar hasta Borgarnes, donde hicimos un alto en el camino. Aparcamos frente a su iglesia, para poder verla desde fuera y contemplar las vistas desde esa zona alta de la ciudad.

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Borgarnes

Después, paseando por el centro, fuimos a una peculiar cafetería, Blomasetrid, un lugar tranquilo y pintoresco, decorado de manera curiosa. Además de servir cafés y aperitivos, tienen a la venta muchos artículos de todo tipo.

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Tomando un cafétito

Tras esta parada continuamos hasta Reykiavík. En el camino, tuvimos la sensación de pasar por todas las estaciones. Tuvimos ratos soleados, ratos de un viento tremendo con lluvia incesante, otros momentos en una niebla que lo cubría todo, granizo… todo en apenas 150 km de distancia.

La parte final antes de llegar a Reykiavík se hace por un túnel bajo el mar. Una sensación curiosa e inquietante. Merece la pena tomar el túnel, que es gratuito y forma parte de la carretera principal 1, ya que ahorras más de 1 hora de camino que yendo por el fiordo.

Al llegar a Reykiavík, hicimos una primera parada en la única pastelería 100% sin gluten de la ciudad, Cooking Harmony. Está en las afueras de la ciudad, así que aprovechamos a comprar varias cosas para comer ese día y para desayunar el resto de días.

Desde allí fuimos directos al apartamento, Downtown Reykjavík Apartments, donde pasaríamos dos noches y que habíamos elegido por ser céntrico.

Tras hacer el check-in y dejar las cosas en el apartamento, salimos a visitar la ciudad. Estaba nevando, pero queríamos aprovechar la tarde. Después del tiempo que habíamos tenido en la península, ver sólo nevar era un regalo. Recorrimos con tranquilidad las calles de Reykiavík y visitamos, entre otros:

  • Iglesia Hallgrímskirkja
  • Calle Laugavegur y alrededores
  • Lago Tjörnin y alrededores
  • Plaza Austurvöllur
  • Parlamento
  • Monumento al burócrata desconocido
  • Harpa Concert Hall
  • Puerto
  • Viajero al Sol

Y, sobre todo, callejear por las calles de la ciudad. Merece la pena. Te contamos en detalle los lugares a visitar en Qué ver en Reykiavík.

Las primeras horas en Reykiavík fueron abrumadoras. Después de tantos días sin apenas tráfico ni gente, ver tantos coches y personas…¡era extraño!

Tras visitar la ciudad, fuimos a cenar a un céntrico restaurante, Messinn. Disfrutamos de un buen rato y una cena temprana. Eran las 18:00 y el restaurante estaba lleno. Tras la cena, volvimos paseando al hotel para descansar.


Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 12 días en Islandia.