Tras unos días de visitas, nos íbamos descansar a una de las muchas islas de Tailandia. La noche anterior habíamos elegido como destino Koh Mak, una pequeña isla situada cerca de Koh Chang, más conocida y turística. Este conjunto de islas, situadas en la parte este del golfo de Tailandia, cerca de Camboya, son accesibles en autobús y barco.

Si quieres ir a Krabi y/o a sus islas cercanas, como Koh Phi Phi, que son las más famosas de Tailandia, la única opción directa y viable es el avión.

Nos levantamos temprano para ir con tiempo a la estación del Este, Ekkamai, y comprar el billete para el primer autobús con destino al puerto de Trat, desde donde salen los barcos a Koh Mak.

Esta estación es la «mejor» y más segura de todo Bangkok. No sólo porque esté en una zona acomodada, sino porque, además, es frecuentada por muchos turistas. Hay limpieza, seguridad, aseos occidentales y ciertos servicios modernos, como máquinas de vending de comida, café y refrescos.

La estación se encuentra a 2 minutos andando de donde nos alojamos, 63 Bangkok Hostel. Abre a las 6:45 y, como llegamos a esa hora, a las 6:55 ya teníamos nuestros billetes, que nos costaron 300 Bahts cada uno (7,50€).

Otra opción para ir a Trat es en avión, pero el precio es bastante caro. Es verdad, que, con el avión, sólo tardas 1 hora, en vez de 7 horas, pero el precio suele rondar los 80€ por persona y vuelo.

Salimos a las 7:45 en un autobús grande, con asientos cómodo, con baño y una azafata, con uniforme «militar», que nos ofreció un pequeño desayuno (un zumo y un bollo) nada más montarnos. Todo un lujo comparándolo con el resto de nuestros viajes en autobús o minivan.

Hicimos una parada en el camino para comer. Un restaurante buffet en medio de la nada. En la entrada tenía una especie de quiosco, así que optamos por comprar ahí unos tentempiés y algo de beber.

Llegamos sobre las 15:00 al puerto de Trat. Resultó que ese no era el puerto dónde teníamos que coger nuestro barco a Koh Mak, sino que era el puerto desde donde salía el ferry a Koh Chang. Así tuvimos que acercarnos a unas mesas, donde había unos hombre organizando todo y donde nos cobraron el viaje de nuestro barco, 450 Bahts cada uno (unos 11€). Con nuestro billete en la mano, nos montaron en una camioneta para trasladarnos, junto a otros turistas, al muelle desde donde salía nuestro barco.

Este barco resultó ser un bote pequeño, había unos 20 asientos. Nada más subir, dejaron en la parte delantera las mochilas y maletas, que durante el trayecto, por las olas, se calaron enteras… por lo que, si llevas mochila, recomendamos ponerle la funda impermeable que suelen llevar… Nos pusieron un chaleco salvavidas y nos sentamos.

Menos mal que el mar estaba en calma, porque el viaje duró algo más de una hora y el bote se movía muchísimo. Para alguien que no le de respeto puede resultar un viaje divertido, ya que la sensación en el estómago era como estar en una montaña rusa.

Llegamos al puerto de Koh Mak , un pequeño muelle. Allí nos esperaba el transporte del hotel.

Koh Mak, isla Tailandia sin gluten free viaje
Puerto de Koh Mak

No era temporada alta cuando fuimos, por lo que apenas había hoteles abiertos en la isla. Sólo estaban abiertos 3 resorts y un hostel en el interior de la isla.

Nosotros reservamos en Koh Mak Ao Kao White Sand Beach Resort y, la verdad, es que fue todo un acierto. Buscábamos unos días de tranquilidad, relax y comodidad. En el hotel sólo nos alojábamos una familia y nosotros, así que fue todo un lujo. Apenas coincidimos con esa familia, por lo que parecía que el resort y su playa eran sólo para nosotros.

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Koh Mak Ao Kao White Sand Beach Resort

Después de hablar con el gerente, un hombre encantador llamado Kachain, reservamos el resto de noches, y añadimos el desayuno.

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Mapa de la isla de Koh Mak

Nada más instalarnos, lo primero que hicimos fue contratar el servicio de lavandería para toda la ropa que llevábamos. Con el calor que hacía, nos la devolvieron en pocas horas, así que fue genial volver a oler bien… Este servicio nos costó 240 Bahts (80 Bahts por 3 kg. de ropa-unos 2€).

Después alquilamos una moto en el propio hotel. Aunque la isla es pequeña, lo mejor es moverse en moto. La contratamos en el propio resort, donde costaba 300 Bahts al día (unos 7,5€).

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Por Koh Mak en moto

Como curiosidad, sólo hay una gasolinera y se encuentra en mitad de la isla. Es algo que todos los turistas visitan y es digna de ver…

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Única gasolinera de Koh Mak

La verdad es que la isla no tiene mucho para ver, pero, por otro lado, no dejas de maravillarte con las vistas y los paisajes.

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Vistas de Koh Mak

Es curioso ver los diferentes resorts abandonados mientras paseas por las playas… resorts que en pocos meses estarán totalmente reformados y llenos de turistas…

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Disfrutando de la naturaleza de Koh Mak
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Playas de ensueño en Koh Mak

La mayoría de las veces, estábamos solos… veíamos al resto turistas en los pocos restaurantes abiertos…

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Paseando por Koh Mak
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Columpiándonos en las playas de Koh Mak

Siempre encontrábamos algún rincón donde tomarnos una cerveza fresquita, solos, tranquilos y con unas vistas de ensueño…

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Disfrutando de dos Changs en Koh Mak

El primer día, que estaba bastante nublado, pecamos de ser poco previsores y no nos pusimos crema de protección solar… después de un par de horas bañándonos y tomando el sol, cuando volvimos a la habitación, empezamos a notar que nos escocía todo el cuerpo… nos miramos al espejo y vimos que estábamos rojos como cangrejos… así que buscamos un sitio de masajes abierto donde mitigar ese escozor.

Encontramos un sitio junto a uno de los resorts cerrados, Makathanee Resort Koh Mak. No parecía un sitio de masajes, era una casa, donde dos mujeres encantadoras, después de ver nuestros cuerpos quemados, nos recomendaron darnos un masaje con aloe vera natural. Veíamos cómo cogían las hojas del aloe, que tenían fuera, y las estrujaban, poniendo el jugo en un bol y después en nuestros cuerpos. Esto, junto con un ventilador eléctrico, fue un gran alivio…

Debíamos de estar muy quemados, porque, a pesar de contratar un masaje de media hora, estuvimos casi 1 hora por el mismo precio.

Recomendamos darte un masaje aquí. Además de ser buenas masajistas, eran encantadoras.

Para comer, fuimos, todos los días, al famoso restaurante de mariscos Koh Mak Sea Food, situado junto al puerto. Pescado y marisco fresco, preparado de forma local… todo un lujo al alcance de todos los bolsillos, ya que el precio, para dos personas, con cerveza, fueron unos 800-900 Bahts (unos 22€ aproximadamente).

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Vistas desde el restaurante Sea Food
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Restaurante Koh Mak Sea Food

Junto a este restaurante se encuentra El museo de Ko Mak. Es un pequeño lugar realmente interesante, aunque estaría bien que alguien pudiera cuidarlo y mantenerlo mejor.

Es una bonita casa, decorada como una típica casa local, con muchas fotos antiguas. Visitarlo no lleva mucho tiempo, unos 5 minutos, ya que simplemente puedes pasear por la casa y contemplar los artefactos extravagantes, de tiempos pasados, que decoran las habitaciones.

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Museo de Koh Mak

Vale la pena una visita si comes en el restaurante de mariscos Koh Mak. No se cobra entrada, pero sí que hay una caja para dejar la voluntad y, así, poder mantenerlo y cuidarlo.

El postre lo comíamos en un resort que estaba en la otra punta de la isla, The Cinnamon Art Resort and Spa.

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Disfrutando de los postes de The Cinnamon Art Resort and Spa

Solíamos también pasear por su playa y tomar una cerveza al atardecer. Desde esta playa, al estar orientada hacia el oeste, el atardecer es espectacular.

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Vistas desde la terraza del resort The Cinnamon
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Vistas del atardecer desde la playa del resort The Cinnamon

Terminábamos el día en nuestro resort, cenando allí y disfrutando de algún batido o coctel antes de irnos a dormir. Las cenas, con todo incluido, nos costaron unos 500 Bahts (unos 13€ cada cena para dos personas).

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Cena en Koh Mak Ao Kao White Sand Beach Resort

Todo lo que consumimos en nuestro resort: la estancia, las cenas, las cervezas, la lavandería, la moto, algunos souvenirs y los billetes del barco para volver a Trat, nos lo cobraron el último días antes de irnos.

Nuestro barco salía por la mañana, teníamos un largo camino por delante para llegar a Bangkok.

Nos despedimos cariñosamente de Kachain, el gerente, y las trabajadoras que tan agradable hicieron nuestra estancia allí y que nos llevaron en coche hasta el muelle, donde nos espera nuestro barco hacia Trat.

Esta vez el viaje fue horrible. El tiempo era malo y nos pilló una tormenta en el camino, teniendo que socorrer a otro bote que había en mitad del mar, montándose en el nuestro los pasajeros. Toda una aventura, sin duda, pero nos alegramos de pisar tierra cuando llegamos a Trat.

Desde el muelle nos llevaron a la estación de Trat, donde compramos el billete de autobús para volver a Bangkok (270 Bahts-7€) y donde tuvimos que esperar 3 horas a que saliese el autobús a Bangkok. En la propia estación hay un espacio cubierto, con mesas y sillas, rodeado de restaurantes, donde comimos un pad thai riquísimo por 1€.

La espera se nos hizo eterna… pero finalmente, a las 16.30, salimos de Trat hacia Bangkok.

Después de más de 7 horas, llegamos a la estación Este de Bangkok, Ekkamai, donde cogimos un taxi a la zona de Khao San Road. Para las dos últimas noches en Bangkok, decidimos alojarnos de nuevo en el hotel que estaba en Ram Buttri, Sleep Withinn Bangkok.

Estábamos agotados, así que cenamos en un puesto callejero y nos fuimos a dormir. Al día siguiente queríamos visitar Ayutthaya.


Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 18 días en Tailandia.