Tras pasar unos días en Sevan, nos dirigimos a nuestro último tramo del viaje, con base en la capital del país, Ereván.

Desde Sevan a Ereván, hay aproximadamente una hora por una buena carretera. Para llegar, habíamos acordado con el taxista que nos había llevado el día anterior un precio (8.000 drams) para llevarnos.

Salimos a las 11:00 am y a las 12:00 ya estábamos en el centro de Ereván.

Como no podíamos hacer el check in en el apartamento hasta las 3:00 pm, dejamos nuestro equipaje en la agencia de alquiler del apartamento y fuimos a recorrer el centro de la ciudad.

Paseamos por la calle Abovyan, una de las más antiguas de la ciudad, la plaza de la Libertad, la plaza de la República…

Desde allí fuimos al mercado Vernissage, donde aprovechamos para comprar algunos recuerdos.

Tras el paseo fuimos al único comercio 100% sin gluten de la ciudad, Gluten Free Bakery, donde compramos varios dulces, pan y comimos una rica pizza sin gluten.

Después de la comida, hicimos el check in en el apartamento y aprovechamos a hacer la compra para varios días en el supermecado SAS, justo debajo del apartamento, que tenía muchos productos sin gluten.

Desde el apartamento, fuimos a visitar el Complejo Cascade, uno de los lugares más visitados de Ereván.

Te recomendamos visitarlo al final de la tarde, para verlo sin iluminar y luego iluminado. E ir con tiempo si quieres subir hasta arriba, ya que hay más de 300 escalones hasta la parte alta.

Este monumento fue construido en la época soviética en la década de los 70. Tiene varias terrazas con complejos de fuentes para hacer una pequeña parada antes de seguir subiendo (o bajando).

Lo más curioso del complejo es cuando estás llegando casi al final, ya que está inacabado, con un gran hueco inacabado, donde estaba previsto construir un museo, pero que lleva varios años parado. Desde aquí, parece que la ciudad, hubiera quedado estancada en el siglo pasado.

En la parte inferior del complejo, hay un parque con muchas esculturas, destacando varias del conocido Botero.

Nos costó un buen rato subir hasta arriba, donde, por supuesto, hay unas vistas increíbles de la ciudad, y bajar hasta abajo, ya con el complejo iluminado.

Desde allí, fuimos a tomar algo y a cenar al apartamento.