Nos despertamos tranquilos en Llenín. Se nos acababan las vacaciones y queríamos pasar los últimos días de manera relajada. Cocinamos unas magdalenas caseras y las desayunamos tranquilos con un café caliente en el cenador.
Mientras desayunábamos, empezó a caer una tromba de agua y no paró en todo el día. Como era un día de relax, cogimos los libros y aprovechamos para pasar la mañana leyendo mientras oíamos llover.
Se nos pasó la mañana sin darnos cuenta, así que hicimos la comida con tranquilidad y comimos en el cenador, con el mismo sonido de la lluvia que habíamos tenido toda la mañana. Después echamos una pequeña siesta, y fuimos a Cangas de Onís para dar un paseo, aprovechando que llovía menos intensamente.
También hicimos algunas compras para llevar algún regalo a la familia. Nada mejor que productos de la gastronomía asturiana. Compramos en Quesos Aquilino, donde nos trataron de maravilla y tenían conocimiento de la celiaquía. Además, una de las dependientas era intolerante al gluten y nos contestó a algunas dudas.
En general, es difícil encontrar productos sin gluten en Cangas de Onís. En la zona occidental de Asturias lo tuvimos más fácil, y pudimos comer casi todos los productos típicos adaptados para celiac@s. La parte positiva, es que las famosas fabes, se pueden encontrar en muchas tiendas, sin cocinar, para poder hacerlas al gusto en casa, y son un producto genérico (sin gluten por naturaleza) para celiaco@ y no celiac@s.
Seguimos nuestros paseo por el pueblo y tomamos una cerveza en el Molín de la Pedrera, donde reservamos para comer al día siguiente. Estuvimos tranquilos y contentos, ya que tenían cerveza sin gluten y además nos sacaron una tapa sin gluten, algo que era la primera vez que nos pasaba.
Con ese regusto positivo nos fuimos al apartamento a descansar y dormir.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 17 días en Asturias y Norte de León.