Uno de los mayores atractivos, o de los lugares más conocidos de Eslovenia, es el lago Bled. Tras visitar Liubliana, ésta era nuestra siguiente parada.
Para nuestro recorrido por Eslovenia y Croacia, alquilamos un coche en Liubliana. Lo hicimos con la compañía Sixt, ya que, además de tener buenos precios, tenían amplias coberturas e ncluía silla de bebé.
Cogimos el coche en el centro de Liubliana, si bien también tienen oficina en la estación de tren. Desde allí, nos dirigimos a Bled. No tuvimos que comprar la famosa Viñeta (Vinjeta), la pegatina que te permite circular por las autopistas del país, ya que el coche de alquiler la llevaba incorporada. En caso de que viajes con tu coche, o que lo hayas alquilado en otro país, necesitarás comprarla para poder circular (se puede comprar en gasolineras y estancos). Tienes más info aquí.
Para llegar a Bled se puede hacer desde las carreteras principales o por las secundarias, parando en otros pueblos como Škofja Loka, Kranj…
Nosotros fuimos directos, aunque visitamos Škofja Loka días después. Desde Liubliana se llega a Bled en algo menos de 2 horas. Una vez allí, toca buscar aparcamiento. Hay bastantes, pero todos tienen un precio bastante alto. Depende del parking, verás que hay que pagar una cantidad u otra, en algunos hay un mínimo de tiempo, en otros un máximo, en otros ambos…
Aparcamos en uno de los parkings cercanos al lago, al lado de la pista de hielo (Sports Hall Bled). Colocamos un ticket del parquímetro por 3 horas y media, por el que pagamos 7€. Esperábamos que, en ese tiempo, nos diera tiempo a dar la vuelta al lago más o menos tranquilos. Habíamos alquilado un apartamento, pero no podíamos hacer el check-in hasta la tarde.
Nos dirigimos hacia el borde del largo, imagen icónica de Eslovenia. Desde allí, empezamos el recorrido alrededor del mismo. Depende de tu ritmo y de las veces que pares, te puede llevar unas 2 horas aproximadamente. Nosotros, íbamos con carro de bebé, por lo que sabíamos que tardaríamos un poco más. El recorrido se puede hacer con carro o con porteo perfectamente.
El paseo es muy agradable y con el buen tiempo que tuvimos, aún más.
El lago, con sus aguas cristalinas y su ubicación, es precioso.
Sin embargo, lo que lo hace singular es la iglesia, ubicada en el islote que hay en mitad del lago, y el castillo, ubicado a un lado del lago.
Las vistas durante todo el recorrido son increíbles.
El castillo se alza imponente.
La iglesia del lago de Bled, construida en 1142 y reconstruida en el siglo XV, cuenta con un campanario de 55 metros y una gran escalinata de acceso de 99 escalones.
Para llegar, hay que alquilar un barco y remar hasta allí, o montarse en uno de los barcos de recreo que transportan, también a remo (los barcos a motor están prohibidos), a los grupos de turistas hasta la isla. En este último caso, tendrás que esperar hasta que el barco se llene con unas 15-20 personas. El precio, 12€ por adulto o 6€ por niño, ida y vuelta, con unos 45 minutos allí para visitar la iglesia. En total, necesitarás unas 2 horas para hacer el recorrido.
En nuestro caso, no cogimos el paseo en barco y simplemente disfrutamos tranquilos de dar la vuelta completa al lago, parando para disfrutar del paisaje, hacer algunas fotos…
Fue un paseo muy agradable que nos deparó una sorpresa que nos gustó mucho. En mitad del recorrido, un pintor local vendía sus dibujos del lago. Le pedimos uno, ya que siempre que viajamos tratamos de comprar un cuadro, a poder ser de un artista local. Tuvimos la suerte de que, tras charlar un rato con el pintor, nos hizo un retrato a los 3. Pasamos un buen rato y fue una experiencia única.
Dar la vuelta al lago te permite verlo desde perspectivas diferentes, depende de donde estés no parece el mismo lago. Cada lugar tiene su encanto, pero todo el recorrido y las vistas son preciosas.
Acabamos de dar la vuelta y nos dirigimos al coche para ir al apartamento, situado muy cerquita del lago, para hacer el check-in y comer.
Tras descansar un rato, volvimos a la zona del lago, con el objetivo de ir a uno de los miradores desde los que tener otra perspectiva del mismo. Para ello, aparcamos en el parking que hay lado del Camping Bled. Es uno de los más caros y tuvimos que pagar unos 10€ por apenas dos horas de estancia.
Se puede subir hasta el mirador Ostricja o al Osojnica. Ambos requieren un ascenso pronunciado. Sin embargo, el primero es más sencillo y corto que el segundo. Nosotros cogimos el porteo y nos aventuramos a hacer el primero. Con un bebé a cuestas costó un poco más, pero tras 30 minutos de subida pronunciada y una parte final de sencilla escalada, llegamos al banco desde donde se tienen unas vistas privilegiadas del lago. Unas vistas donde sacar la foto perfecta, salvo porque casi siempre encontrarás gente. No tanta como en otras partes de la ruta, pero siempre habrá alguien buscando la foto ideal.
Tras hacer unas fotos, bajamos rápido, y aprovechamos para hacer unas compras en el supermercado y descansar un rato en el apartamento.
Después, nos fuimos a cenar al restaurante Gostilna and Pizzeria Pri Planincu, donde nos habían recomendado sus pizzas sin gluten. Fue todo un acierto pasar por allí para acabar un día muy completo, antes de ir a descansar.
Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 13 días en Eslovenia y Croacia.