Comenzamos nuestro viaje muy emocionados y cargados de energía. Nos esperaba un largo camino hasta llegar a nuestro primer destino: Katmandú, la capital de Nepal.

Fuimos en autobús desde Vitoria al aeropuerto de Madrid, donde cogimos un vuelo de Qatar Airways por la noche, que con 6 horas de duración nos dejaría en Doha. Allí, tras una escala de 2 horas, cogimos un vuelo que, en menos de 5 horas, nos llevó a Katmandú. La escala en Doha fue inferior a 6 horas, por lo que no salimos del aeropuerto. Para escalas de más de 6 horas, Qatar Airways, ofrece varias opciones: visitar Doha o descansar en un hotel de la zona.

El aeropuerto de Doha es un aeropuerto muy moderno y cómodo, con muy buenas instalaciones. También muy caro. Nos tomamos un par de cafés y una botella de agua y pagamos el equivalente a 14€.

Tras la escala en el aeropuerto qatarí, cogimos nuestro avión con destino Katmandú. Ya estábamos más cerca. En el avión, nos entregaron el formulario de entrada a Nepal, que tendríamos que entregar a nuestra llegada en aduanas.

Era la primera vez que viajábamos en avión siguiendo una dieta sin gluten. Habíamos pedido un menú apto al hacer la reserva y, para nuestra sorpresa, dentro de ser un menú de avión…cumplió con lo esperado.

Finalmente, tras un largo viaje, empezamos a ver la inmensa ciudad de Katmandú durante la aproximación al aeropuerto internacional, donde aterrizamos sobre las 16:00.

Aeropuerto de Katmandú

Nada más llegar, nos dirigimos a la zona de aduanas a hacer los trámites correspondientes al visado, que te contamos en Consejos prácticos Nepal.

En nuestro caso, al tener que salir y entrar varias veces, sacamos el visado de múltiples entradas. Con nuestro visado listo y sellado, ¡ya estábamos preparados para empezar a visitar Nepal!

Antes de salir del aeropuerto, pasamos a recoger nuestras mochilas en la cinta de llegada de equipajes. Tras la misma no había ningún control de aduanas, sólo un policía paseando por la zona, por lo que lo normal es que no te paren para revisar tu mochila.

Tras recoger las mochilas, ya estábamos en la zona exterior del aeropuerto, donde había una casa de cambio y un pequeño puesto donde hacer el prepago del taxi a la ciudad.

Nosotros cambiamos algo de dinero, no demasiado, ya que el cambio siempre es peor en el aeropuerto. Además, en el centro de Katmandú es fácil cambiar dinero en las cientos de casas de cambio que encontrarás.

Sobre los taxis prepago, los precios varían en función de la zona. En el caso de Thamel, la zona donde hay más hoteles mochileros de la ciudad, la tarifa era 700 NPR (unos 5€). Nosotros antes de contratar el prepago preguntamos fuera, aunque al ver que el resto de taxis ofrecían una tarifa similar, decidimos coger el servicio de prepago. Para contratar el servicio tienes que hacerlo en la ventanilla, indicándole número de personas y destino y, tras pagar, te dan un papel que tienes que darle al taxista fuera (la gente de la ventanilla te acompaña hasta el taxi).

Al salir a la zona exterior del aeropuerto verás que hay un montón de taxistas con carteles de hoteles, por si el tuyo lo has concertado previamente allí.

En cualquier caso, una vez llegas a Thamel y, sobre todo, si llevas maletas o es tarde, es importante insistirle al taxista en que te lleve hasta la puerta del hotel. La mayoría de taxistas (esto lo vivimos durante todo el viaje) prefieren no entrar en las callejuelas de Thamel, y dejarte en los alrededores.

A nosotros nos dejó en la entrada de la callejuela donde estaba nuestro hotel, que habíamos reservado para la primera noche en Katmandú: el hotel Bright Star , en la zona norte de Thamel.

El viaje hasta el hotel nos permitió apreciar el gran caos que reina en la ciudad con miles y miles de motos y coches, apiñados en dos carriles de los que crean otros cinco más, sin orden aparente para nosotros…aunque parecía que ellos, mejor o peor, se entendían bocina mediante. También podíamos percibir la polución de la ciudad y cómo mucha gente llevaba mascarillas para tratar de combatirla.

Una vez en el hotel, los dueños, muy amables, nos enseñaron la pequeña habitación donde pasaríamos nuestra primera noche en Nepal. Dejamos las mochilas y fuimos directos a la agencia local (Friendship Nepal) de la empresa tibetana con la que habíamos contratado nuestra ruta al Tíbet. No estaba lejos del hotel. Teníamos que dejar los pasaportes durante unas horas para que pudieran terminar los trámites de nuestro visado grupal. Aprovechamos para pedirles que nos reservaran el bus a Pokhara para el día siguiente.

Mientras esperábamos, como llegamos un poco hambrientos, decidimos vivir nuestra primera aventura sin gluten en Nepal. Teníamos anotado un restaurante cercano del que habíamos leído alguna buena opinión, el Yak Restaurant, así que decidimos probar.

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Calle del Yak Restaurant en Katmandú

Estaba a 10 minutos andando del hotel. En el camino, pudimos empezar a disfrutar del particular Katmandú, sus calles, su gente…

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Caminando por Katmandú

En cuanto a la cena, fue toda una primera experiencia. Nada más llegar enseñamos nuestra tarjeta explicando la celiaquía y nos dimos cuenta de que iba a ser todo un reto comer en Nepal. En cualquier caso, algo pudimos cenar…

Después, pasamos a recoger nuestros pasaportes en la agencia. Allí, recogimos también nuestros billetes a Pokhara para el día siguiente. De camino al hotel, compramos algo de fruta, cambiamos dinero en una casa de cambio (hay muchas en Thamel) y nos fuimos a descansar, ya que al día siguientes nos esperaba un largo viaje a Pokhara.

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Las calles de Katmandú
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Calle del hotel Bright Star

Para ver el itinerario completo de nuestro viaje, entra en 23 días en Nepal, Tíbet y Bután.